UPyDEP

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Este es el jacarandoso juego de palabras, con el que el pueblo, siempre festivo, hace chanza del acrónimo UPyD en estos momentos aciagos por los que atraviesa. Aunque sea un chiste, es fiel reflejo de la realidad, pues ese partido se muere, o mejor dicho, lo han matado.


Después del fracaso de las elecciones autonómicas en Andalucía, y habida cuenta del flagrante y alevoso adelantamiento por la derecha que ha sufrido por parte de Ciudadanos, las dimisiones arrecian en cascada, las voces críticas dentro de la formación magenta se multiplican y sus militantes se pasan masivamente al partido de Albert Rivera.


Personalmente, me ha dolido la dimisión de quien hasta el jueves de la semana pasada era el candidato a la alcaldía de Jaén, Luis Serrano Barrie. Su dimisión y la de otras personas, muy válidas como él, de la dirección de UPyD en la capital. Es mi opinión personal, pero he tenido ocasión de contrastar que este grupo de personas creían verdaderamente en el proyecto que defendían, y seguramente, aún defienden, pero no ya desde UPyD. Han demostrado siempre ser gente seria, honesta, solícita, dispuesta y a la vanguardia. Alguna vez me ha tocado colaborar en la organización de debates públicos. Toda vez que se les invitó, han sido siempre los primeros en contestar sí, y sin condiciones. Otros, con muchos más medios o gente, han remoloneado o ni contestaron. Esforzados, preocupados y comprometidos en esta actividad tan denostada que es la política, han sabido hacer su trabajo.


Pero esa misma política es cruel y despiadada, más aún con quienes demuestran su valía. Y ahí tenemos a una Rosa Díez, desavisada de que su tiempo pasó. De que la realidad se impone siempre. De que un proyecto, por muy honesto, justo y limpio que sea, si no cuenta con el apoyo social, se vuelve inoperante. Esto le ha pasado a UPyD. Abrió brecha en el bipartidismo, ha obtenido grandes logros y ha conformado agrupaciones brillantes, como a mi juicio, la de Jaén. Pero los tiempos, quizá equivocados, aunque inapelables, han dictado sentencia. Deben de ser Albert Rivera y Ciudadanos quienes se encargue de mantener viva la llama prendida por UPyD en 2007.


Todos ven, salvo Rosa Díez, el error que supuso rechazar la alianza con Ciudadanos. Y en su afán de sostenella y no enmendalla, deja ahora por el camino, a personas tan válidas como nuestros paisanos.

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