El estado de la ciudad

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El pasado viernes tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento el debate sobre “el estado de la ciudad”. Los distintos grupos políticos con representación institucional en el consistorio municipal debatieron, en términos generales, acerca de la situación que atraviesa Jaén. Mi particular visión sobre el estado de la ciudad es que ésta se asemeja mucho a la historia por la que, en paralelo, ha transcurrido el devenir del famoso tranvía a lo largo de estos tres años. La ciudad, al igual que el tren, se encuentra paralizada, en cocheras, incapaz de arrancar por motivos que solamente atañen a la envergadura y capacidad de los que el viernes pasado protagonizaban el debate, de los políticos locales. En primer lugar, Jaén, al igual que el tranvía, se encuentra parado por causas económicas. Es muy difícil que con la inmensa ruina financiera que sufre el Ayuntamiento de Jaén, se produzcan las realidades por la que esta ciudad y sus vecinos vienen suspirando desde hace años, justificadamente, en la búsqueda de unas promesas que fueron hechas y no llegan. Contra esta situación, muy adversa, se requieren mandatarios y responsables políticos que tengan voluntad y sean capaces de solucionar los problemas que se le presentan. Para ello fueron elegidos en unas elecciones a las que concurrieron libremente, ofreciéndose como portadores de los remedios que Jaén necesitaba para la resolución y el alivio de sus preocupaciones. Dicho lo anterior, de esta forma entronco con el segundo motivo por el que Jaén se encuentra así. Quienes deben cuadrar este rompecabezas se lavan las manos ante el mismo. Empezando por el alcalde (desconozco si debido a un error personal de estrategia política) es público y notorio a día de hoy el indisimulable afán de Fernández de Moya de buscar una salida a esa “silla eléctrica” que todo lo achicharra, el sillón de alcaldía. Tanto es así, que llegó a conocerse a su posible, y ¿finalmente? malogrado sucesor; Márquez, el concejal de Urbanismo. Pero no sólo el PP y su jefe deben pagar los platos rotos de este desaguisado en que se encuentra la ciudad de Jaén. La oposición representada por PSOE e IU se encuentra más ocupada por poner orden en sus maltrechas filas que en desempeñar ese papel de fiscalización, tan necesario, que supone el rol opositor. No se ha visto a lo largo de este tiempo una labor seria y creíble de oposición desde estos dos partidos que actualmente están representados en el Ayuntamiento.


Así, en esta tesitura, a lo largo de estos tres años de mandato, los jiennenses, o al menos, el que suscribe, vemos que Jaén, al igual que el tranvía, sucumbe al deterioro de su estancamiento, al abandono de las administraciones concernientes, a la incapacidad de los gobernantes y al enfrentamiento partidista. Volviendo a la comparación hecha entre el tranvía y la ciudad, seguiremos viendo que donde debía haber movimiento hay parálisis, que donde debía haber empleo hay paro, que donde debía haber germinación y flores hay rastrojo y donde debía haber consenso hay disputa.

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