Septiembre. Para retomar, con brío o desgana, la anormalidad cotidiana del curso regular, tuvimos antes que dejarnos en el agosto vacacional jirones de piel, ya fuera en el infame incendio de la cara más oculta y bella del Yelmo segureño o en el corredor de la muerte en que cuatro fanáticos yihadistas convirtieron, en un abrir y cerrar de ojos incrédulos, las Ramblas de Barcelona. Hete aquí la constatación fehaciente y reiterada de la vulnerabilidad de nuestro pequeño mundo de seguridades y certezas. Y mientras la pertinaz sequía hace estragos en nuestras menguadas reservas hídricas y el riesgo de extensión de la xilella fastidiosa nos mete aún más el miedo en el cuerpo, la clase política local sigue afanada en mostrarnos crudamente la parte más chusca del frentismo partidario.
Tuvo que ser mediado agosto, aprovechando la ausencia programada del regidor Márquez, cuando Miguel Contreras, alcalde en funciones, lugarteniente del jefe, revelase en rueda de prensa el contenido del anteproyecto del informe de fiscalización sobre el desarrollo, mantenimiento y gestión del sistema tranviario de Jaén, donde se advierte que éste arrancó en pruebas sin un estudio de viabilidad previo. La descoordinación entre la Junta y el Ayuntamiento y las prisas inherentes a la inminencia de las elecciones municipales de 2011, siempre según la lectura interesada de Contreras, la voz de su amo, obligó a hacer obra nueva en una infraestructura recién terminada. Horas después, el Gobierno andaluz, la Consejería de Fomento y Vivienda, que financió la inversión, desmentía la inexistencia de los preceptivos estudios de viabilidad económica y de demanda. Sí se hicieron, y se adjuntaron, subrayaba al quite el ciclónico delegado Valdivielso, aunque se echara en falta –que ese era otro cantar- un análisis concienzudo de alternativas al tranvía en pos de mejorar la movilidad urbana de la capital.
Pactado internamente o no, lo cierto es que José Enrique, que ya no se habla con Cuqui, que ni se dirigen la palabra, esperó a que el alcalde estuviese fuera para que su leal Contreras hiciera añicos la vía de diálogo con la Junta que Javier Márquez procuraba reestablecer sin renunciar a la crítica. Se trata de la evidencia incontrovertible de un desencuentro irreconducible. Así se las gasta históricamente el actual secretario de Estado de Hacienda cuando alguien osa poner en cuestión su autoridad en el seno del PP jienense. Ni agua. Véanse como ejemplos ilustrativos de esta manera vengativa de proceder las defenestraciones de Juan Pizarro en Úbeda y de Antonio Martínez en Linares en favor de los nuevos liderazgos impulsados desde San Clemente, encarnados por José Robles y Ángeles Isac, respectivamente. Así pues, Cuqui ya sabe a qué atenerse si quiere vislumbrar su futuro político. Si no hay cambios de estrategia, cuentan, el futuro cartel electoral en 2019 será la subdelegada Paqui Molina.
La división interna de los populares de Jaén contamina el proceso iniciado de renovación de estructuras locales. Miguel Moreno, alcalde de Porcuna, líder crítico, propone ahora retirar la demanda judicial por presuntas irregularidades en el último congreso provincial si el comité nacional de derechos y garantías del PP admite a trámite un recurso de nulidad, donde se culpa explícitamente de manipulación al mandamás saliente, José Enrique Fernández de Moya, y al presidente del comité organizador del citado cónclave, Javier Calvente. Miguel Contreras, coordinador general del partido, especialista en rotos y descosidos -¿por qué se empeña De Moya en la omnipresencia también de Contreras en temas orgánicos en detrimento del nuevo presidente provincial, Juan Diego Requena, recluido en la retaguardia?- acusa a Moreno de intentar chantajear a Génova 13 con este tipo de planteamientos.
Entretanto, el comité provincial del PSOE de Jaén acaba de anunciar el 21 de octubre como fecha del próximo congreso, al tiempo que ratifica la exigencia del 20 por ciento de avales del total de la militancia para optar a la secretaría general. En el último congreso federal se aprobó un reglamento que rebajaba la exigencia de avales al 3 por ciento, pero era potestativo de los comités provinciales el mantenimiento del 20 por ciento. El candidato a la reelección, Paco Reyes, ha visto cómo surgían dos desafíos nominativos: Valeriano Bermúdez, referente oficial de Ferraz en Jaén, y Félix Manzaneda, miembro de la plataforma “Despierta, Andalucía”. Presentación de precandidaturas, entre hoy y mañana. Recogida de avales, del 6 al 16. El sanchismo garantiza alternativas al susanismo en las ocho provincias andaluzas. En Jaén, no obstante, el gesto no supera la categoría de testimonial. Prietas las filas de la oficialidad, es decir, sin novedad en el gallinero. O sea, ni agua.
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