Insultado. Denostado. Acosado. Perseguido. Detenido. Retenido. Humillado. Condenado sin juicio. Maltratado. Caído. Crucificado. Y, al paso de tres días, vuelto a la vida: Resucitado. Así funciona esto, desde el principio de nuestra era. Cualquier molesto outsider puede tener, inesperadamente, su semana de pasión, sin necesidad de que sea Semana Santa. Desfilan las imágenes, por San Ildefonso o La Carrera, una primavera más. La Pasión en la capital del Santo Reino, según la voz de ultratumba de la caverna. Las esquinas del poder omnímodo de la elite dominante de Jaén, con su Poncio Pilatos, mirada huidiza, lavándose las manos cada dos por tres. Toque de silencio.
Diez días de Pasión, con un Domingo de Ramos en que se paró el corazón de la pobre Carme Chacón y el viacrucis de una semana cruel, sin sudarios ni mortajas para la última niña ahogada en el Mar de Alborán o gaseada con armas químicas en las ruinas de Jan Shijún. Trump disimula su sumisión a Putin con un bombardeo de castigo al cleptócrata Bashar al-Asad. En los suburbios de cualquier urbe de la vieja Europa, un lobo solitario maquina su inminente inmolación en un baño de sangre de infieles a su religión -que no a la vida-, como tú y yo. Cristo se nos vuelve a morir en la cruz y a la ministra Cospedal, titular de Defensa de un Estado aconfesional, no se le ocurre arbitrariedad más patriótica que ordenar a los cuarteles que la enseña nacional luzca/ondeé a media asta en señal de luto. Por encima de las banderas, esta Semana Santa, surcaron nuestro cielo/espacio aéreo los imponentes globos aerostáticos “Jaén, Paraíso Interior-20 aniversario”: Reclamo de atención para quienes pasaban de largo por las autovías de la provincia que, a continuación, de abril a junio, constituirá una atractiva oferta más de turismo activo en el territorio con más castillos, más fantasmas y menos pernoctaciones de la despampanante Andalucía.
Mañana, martes, concluye el plazo de recogida de avales de los candidatos a la presidencia provincial del Partido Popular. Comoquiera que el aspirante del oficialismo, el alcalde de Santisteban del Puerto, Juan Diego Requena, recambio de urgencia de Fernández de Moya, enarbola ahora un decálogo de propuestas en pos de la democratización del partido y su apertura al medio rural, el crítico Miguel Moreno, regidor de Porcuna y primer dirigente en anunciar su intención de presentarse, socarronamente, le sugiere la integración. De este modo, medio en broma, medio en serio, cumple la directriz de la ejecutiva regional de Moreno Bonilla de tender puentes en aras de la candidatura única, al tiempo que alardea de haber marcado la senda del proceso de discusión precongresual. Moreno marca el camino, con sus patucos. Pero Requena, lejos de arredrarse por su condición de delfín prematuro, insiste en intentar pescar en los mismos caladeros que su rival: las agrupaciones de pequeños municipios. Miguel y Juan Diego están dirimiendo el decisivo partido de los avales y los compromisarios en el mismo terreno de juego, con el discurso del segundo calcando las reivindicaciones que fundamentaron la rebelión de los ninguneados alcaldes de los pueblos. La convulsión interna, no obstante, ha servido para que en las filas de los leales a Moreno Bonilla se alineen ya dos diputados regionales de Jaén: José Antonio Miranda y Miguel Ángel García Anguita. 2 de 4. La otra mitad, la femenina, Catalina García y Amelia Palacios, por el contrario, destila oficialismo. Toque de prudencia.
Primarias del PSOE. No encuentro un solo dirigente del PSOE de Jaén que no apoye a Susana Díaz, que no le resulte simpático Patxi López y que no demonice a Pedro Sánchez. En la plataforma provincial de apoyo a Susana están todos los que son, es decir, todos los que son reyistas, un 99,99% de la dirigencia actual. Todos y todas y, cuando digo todos y todas, no me dejo a nadie. Con el ex lendakari, entre sus adeptos declarados, apenas acierto a reconocer al mengibareño Diego Galindo, el carolinense Alfonso Delgado y el líder de JJSS Linares, Pablo Lanzas. A favor del ex secretario general, Pedro Sánchez, nombre maldito, enemigo interno número uno hoy del aparato, los cargos públicos y responsables orgánicos del PSOE jienense brillan por su ausencia. Algunos que otros ‘ex’, eso sí, y militantes partidarios de Pérez Tapias y del alcalde de Jun en anteriores procesos de primarias, coordinados por Valeriano Bermúdez. Paco Reyes siempre ha negado que José Antonio Rodríguez lograra recabar, en octubre del año pasado, cuando reclamaba la celebración inmediata de un congreso federal extraordinario, 1.902 firmas de afiliados socialistas de Jaén. Serían demasiados para quien viene gobernando el principal partido de la provincia, mayorías mandan, a toque de corneta.
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