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Tutela hasta la entretela

La mañana de un día cualquiera del periplo navideño de este año, en Jaén, bendecida por la estabilidad anticiclónica, se otorga la dicha de millones de kilos...

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La mañana de un día cualquiera del periplo navideño de este año, en Jaén, bendecida por la estabilidad anticiclónica, se otorga la dicha de millones de kilos de aceituna recogida en los tajos, al buen recaudo del molino y la molienda, cuanto más contante y sonante, tal y como están algunos patios, mejor que mejor.  Más vale pájaro en mano. Familiarizándonos, en origen, poco a poco, a trancas y barrancas, con el kilo de aceite por encima de los tres euros y, a la par, asumiendo que los mercados dictarán semanalmente sentencia acerca del papel de cuantos agentes influyan en un proceso de venta de nuestro oro verde donde abundan, desde tiempos inmemoriales, ya lo sabemos, los especuladores.
Recién estrenado 2017, con Expoliva a poco más de cuatro meses vista, encaramados en la confortable perspectiva descrita, lo normal es que, por aquí, todo pase de largo sin quejido ni quebranto: el AVE, las autovías, la lotería, los Reyes Magos y, mayormente, los presupuestos generales del Estado y de la Junta de Andalucía. De la negociación abierta hacia la concreción de una mayoría en el Congreso que valide las cuentas de los PGE 2017 surge el envite/convite de constituir una plataforma con los alcaldes jienenses afectados por el trazado  inconcluso de la autovía A-32, Linares-Albacete, frente común, lobby ad hoc de andar por casa, al objeto de presionar en Madrid, ahora o nunca, a través del ascendiente de unos y otros en los propios grupos parlamentarios. Ya tuvieron su primer rule por la cámara baja, su primer posado, antes de acabar el año, en plan aguinaldo. Solo cabe presionar más, contando con la complicidad de quienes negociarán los PGE 2017, partida a partida.


Fernández de Moya, secretario de Estado, se endiosa hasta decir basta, a decir de los pobres mortales que lo soportan jerárquicamente en Jaén. José Enrique controla al bueno de Cuqui hasta el extremo de ningunearlo. No puede ser que el entorno De Moya anuncie tres o  o cuatro cambios de cartera en una cercana remodelación del gobierno local, mientras el alcalde Márquez está en Israel, a un paso de la inopia y dos del Muro de las Lamentaciones. Por fin, eso sí, Josenri se asegura la sumisa e incondicional subordinación de sus tres principales espadas en la capital, tres peones a carta cabal: Cuqui en el Ayuntamiento, Contreras en la Diputación y Paqui Molina en Subdelegación. Una manera caciquil de entender la condición de barón provinciano  –la dedocracia demoyista a lo Tafur- que solo se atreven a cuestionar en la más estricta intimidad los dos dirigentes en activo que todavía no se consideran vasallos del secretario de Estado de Hacienda: Miguel Ángel García Anguita, el eterno aspirante –a alcalde, a senador, a presidente provincial del PP…-, y Gabino Puche Rodríguez-Acosta, el junco, el fundador, el olvidado. Nada más que ellos dos se permiten aún replicar al factótum de puertas adentro, por más que le deban personalmente sus actuales actas. Ése te quiere bien que te hace llorar (El Quijote). Estos dos hermanos mayores de Fernández de Moya, guardianes de las miserias indecorosas del aparato, empatizan/comparten confidencias en la actualidad a propósito del progresivo distanciamiento/enfriamiento de su relación política con el indiscutido líder que, al mudarse a Madrid, se subió definitivamente a la parra.  En el PP de Jaén, hoy por hoy, solo cabe el vasallaje y la adhesión inquebrantable. José Enrique ya no tiene frente a sí a semejantes: solo peones y subalternos.


Los barómetros electorales del Año Nuevo acentúan el liderato del PP, en tanto en cuanto se desconoce la dimensión real del hostiazo del PSOE. Al presidente de su gestora, el asturiano Javier Fernández, el papelón le escuece tanto como le quema. Al paso de cada pésima encuesta, quedan menos dirigentes críticos que le arrienden las ganancias a Susana Díaz. Levantar un muerto que solo aparenta  estar muy vivo en reductos históricos/simbólicos como Andalucía no es plato de buen gusto. En el pecado, piensan, lleva la penitencia. 2017 será, pues, el año de la ambición de Susana y del éxtasis de Expoliva, de Jiménez Barrio y su particular Principio de Peter, de la campaña estirón de Paco Reyes hacia ‘ya veremos qué cosa’ y de la constatación más fehaciente e incontrovertible de que mientras Javier Márquez presida la corporación municipal capitalina, José Enrique Fernández de Moya seguirá siendo el alcalde en la sombra de Jaén. Tutela hasta la entretela del poder llegar a fin de mes. Dame pan y dime  tonto.

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