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La inevitable explosión del blanco, blanco sobre negro

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Una liturgia repetida, infalible, purificadora: vestirlo todo de blanco. Blanco sobre negro. Blanco perlado, nacarado, marmóreo, unificador, envolvente, espectacular. Blanco nuevo, nuevo resurrecto, radiante, cegador hasta descomponer toda imagen que recuerde la última derrota. Colorear el pasado de blanco –hoja en blanco, cheque en blanco- a fin de subvertir una inercia que amenaza muerte. El PSOE ha decidido retornar a la lavadora-centrifugadora, al ‘lava más y mejor’, al lavado de cara absoluto, a tender solo ropa limpia a la vista de propios y extraños. Blanco pétreo, primera piedra del nuevo aparato. Pedro Sánchez, además de demostrada desenvoltura por Ferraz, representa aquella insolencia impostada de Felipe González que Rodríguez Zapatero aprehendió con éxito por una extraña mezcla de bisoñez y oportunismo político. Viene de blanco y da cosa importunarle el discurso.


Susana Díaz renunció a presidir la primera ejecutiva de Pedro, rompiendo con la tradición que solidificaron sus predecesores en la jefatura del Gobierno de la Junta, Chaves y Griñán. Mejor quedarse en los aledaños, influyendo y mandando desde la retaguardia del Consejo de Política Federal. Prefirió que fuera la iliturgitana Micaela Navarro, presidenta del PSOE-A desde hace menos de un año, por su obra y gracia, verbigracia, quien ostentara ese mismo cargo orgánico en Madrid, altamente representativo, simbólico, respetable, conciliador, en la flamante primera ejecutiva, de primera comunión, del líder de estreno. Micaela supliendo a Griñán. La jiennense Micaela por el también jiennense Zarrías en el núcleo duro de Ferraz. Impagable foto del relevo, si se produjera. La rehabilitación plena de Micaela tras el ostracismo griñanista tardó poco en consumarse, justo lo que en Andalucía duró el legado de Griñán. El PSOE-A,es decir, Susana, además, coloca de ‘3’ efectivo al sevillano Antonio Pradas como secretario de Política Federal, y recibe el refrendo a sus políticas de bienestar con la consejera del ramo, Sánchez Rubio, al frente de la secretaría de Sanidad. O sea, Susana no está pero aparece a través de tres de sus peones de brega.


Pedro Sánchez García-Castejón, por su parte, que nadie olvide este dato revelador, entrega las llaves del partido a uno de los diputados más jóvenes del Congreso, 33 años, baroncito en ciernes en la inasible Rioja, César Luena, secretario de Organización, número dos del partido a todos los efectos. Más blanco imposible. Blanco de Pepiño pues otrora ambos fueron meritorios del segundo de ZP. Quédense con la iconografía, de aquí en adelante, Micaela, la Micaela de Paco Reyes y Gaspar Zarrías, flanqueada por Pedro Sánchez y César Luena, antes, durante y después de cada reunión de una dirección socialista reforzada políticamente con la presencia, entre otros, de Manuel de la Rocha, en Economía, Patxi López, en Acción Política, y Carme Chacón, en Relaciones Internacionales.


Pues sí, aquí, la dirigencia del PSOE jiennense sabe tanto latín de tejemanejes domésticos en Ferraz como el que más, porque en Jaén nunca dejó de gobernar el PSOE desde 1.979, de un modo u otro, incluso –como ahora- desde palacios separados apenas unos metros de su némesis, la derecha, el PP, su sempiterno oponente. Cohabitan, como pasa en Jaén, se relacionan institucionalmente, pero en el fondo, y en la superficie, PSOE y PP, PP y PSOE, se detestan. Durante el último cuarto de siglo, en ello consiste la política de alternancia bipartidista que se despacha por estos pagos. Némesis implacable, demoledora, moralmente despreciable. El adversario se convierte en enemigo. La basura esparcida durante tanta guerra fría, tanto guerracivilismo, tanta porquería, ha abonado los huertos familiares de Izquierda Unida y las asambleas abiertas de Podemos –en medio de la misma plaza donde antes montaron tiendas de campaña- y Upyd –preferiblemente en interiores enmoquetados-. La alternancia sistematizada entre los dos grandes se tambalea. Baja significativamente el paro, a decir de la EPA del segundo trimestre del año, para alborozo generalizado de peperos. Nos salvan el turismo, el sector servicios, la temporalidad. En la provincia, aún se puede estar peor.  El microclima oleícola destruye empleo por definición, a tutiplén, de marzo a junio. Estamos al fondo de la cola. La némesis del espíritu de recuperación que propugna Europa, el miedo que nos provoca conocer tan bien nuestras miserias. Nos salva el turismo que viene en busca de sierra y renacimiento, y el turismo que nos lleva fuera a vendimiar el jornal en la costa, irse a la costa,  porque hasta para ir junto al mar hay clases: irse a la costa es irse a trabajar, en contraste con los que se van a la playa, por el gusto pequeño burgués de veranear. Siempre hubo pobres y ricos. Feliz agosto, en todo caso.

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