Eutopía

Si fuéramos una Casa Abierta

Si fuéramos una Casa Abierta… Nadie llamaría a otra persona extranjera, ni inmigrante, ni ocupa, ni intrusa

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Si fuéramos una Casa Abierta… Nadie llamaría a otra persona extranjera, ni inmigrante, ni ocupa, ni intrusa. Si lo fuéramos, nadie perdería la vida intentando mantenerla. Ni dejaría atrás lo más querido, porque podría llevarlo consigo. Si nuestras puertas estuvieran abiertas, ningún ser humano sufriría la negación y el aislamiento por medio de muros ni barreras. No habría ni heridas ni cicatrices que recordaran las concertinas de las alambradas, esas que nos sitúan en diferentes degradados de ciudadanía. Si quienes son verdugos dejaran de jugar a la guerra y de utilizar el fanatismo religioso, la Tierra sería, simplemente, un espacio de convivencia. Para el ‘poder’, cualquier excusa será adecuada y ‘producente’ para venderse a los intereses económicos y personales. Los conflictos bélicos son respaldados, justificados y amparados para seguir manteniendo las entrañas más egocéntricas del Mercado. La Economía, da igual en qué lugar del mundo nos situemos, impone las reglas, entre ellas que sus jugadores mantengan su supremacía más corrosiva, aunque sea a costa de todo. Nuestro planeta sigue enfermándose, por un lado porque no hay limitaciones al hedonismo de una minoría sin escrúpulos. Y por otro, porque la apatía es la pandemia de las mayorías. Ante las grandes parcas, y contando con una pequeña oportunidad, las personas buscan cualquier vía de escape para poder huir, desplazarse, defenderse… en definitiva, sobrevivir. Lo harías Tú. Lo haría yo. Lo haríamos, una y mil veces, cada una/o de nosotras/os. Y este es el hilo conductor que apuesta por un mundo inclusivo. Con la armonía que sólo puede darse, con el respeto y la protección de los derechos fundamentales, y que no debe acotarse únicamente a los seres humanos, sino a todo lo existente. Tenemos que salvaguardar y fomentar una cosmovisión dónde tengamos, sin excepción, un papel relevante ‘para y por’ el resto de lo creado. Pensarnos y ‘coexistir junto a’… Apuntalar nuestra apuesta por quienes necesitan más de nuestro apoyo, por la causa que sea, es un posicionamiento necesario para ir transformando nuestra realidad. En esta línea gira la exposición ‘Refugiados, Bienvenidos, que se encuentra hasta hoy, en el hall de la Facultad de Trabajo Social de Huelva. Está promovida por el Grupo Eleuterio Quintanilla junto a entidades sin ánimo de lucro (Acción en Red, Asociación Ayuda Humanitaria al Refugiado…) y la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales. A través de fotografías y reflexiones, nos muestra no sólo las graves consecuencias de la guerra en Siria desde 2011, sino la deshumanización de las no-respuestas de la Unión Europea y otras potencias. Igualmente, perfila otros conflictos bélicos que siguen azotando a los sectores más vulnerables (mujeres, infancia, personas mayores, en situación de dependencia…) y que obligan a continuar con desplazamientos masivos, internos y externos, en países como el Sáhara, Palestina, Eritrea, Nigeria, Sudán del Sur, Colombia... Mi agradecimiento personal a las personas voluntarias y profesionales que hacen posible estas iniciativas, que son capaces de despertarnos y hacernos actuar… Especialmente al compañero Joaquín Moya (Quini) por su testimonio cercano de compromiso activo, por lo transmitido y enseñado. Gracias.

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