Eutopía

Iguales en la Tierra

Qué haríamos si en nuestra búsqueda incansable de un mínimo de bienestar, la ruleta indica que debemos dejar nuestro país de origen, la familia y amistades, nuestra casa, cultura, tradiciones y costumbres, o nuestros pocos enseres?

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“Lo querían matar los iguales, porque era distinto. […].Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir distinto de lo distinto; lo que seas, que eres distinto (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre): si te descubren los iguales, huye a mí, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto”…estos versos se extraen del libro Una Colina Meridiana de nuestro universal poeta moguereño, Juan Ramón Jiménez. ¿Quién no es en su esencia primera y última, diferente? ¿Qué haríamos si en nuestra búsqueda incansable de un mínimo de bienestar, la ruleta indica que debemos dejar nuestro país de origen,  la familia y amistades, nuestra casa, cultura, tradiciones y costumbres, o nuestros pocos enseres? ¿Qué supondría abandonar la tranquila apariencia homogénea que nos regala los límites acogedores de la integración, por un protagonismo impuesto y no libre de discriminación? ¿Cuáles podrían ser las causas por las que sacrificáramos nuestro derecho a “ser, estar y participar”, por las que pudieran expropiarnos la identidad para formar parte de un colectivo al que se le envuelve con prejuicios rápidos, difusos e inculpatorios?  ¿Quién arriesga la vida en una patera hacinada si no es porque conoce la hambruna, la persecución ideológica, las catástrofes naturales o los conflictos bélicos? ¿Qué sentiríamos si fuéramos personas inmigrantes, refugiadas o exiliadas y nos descubrieran?...Después de contestar desde la reflexión profunda a estos interrogantes, quizás  concluiremos que ante la  importante disyuntiva de proteger nuestra integridad personal y familiar escogeríamos la opción de luchar por las posibles alternativas y soluciones. En esa apuesta, todo apoyo y recurso es bienvenido. Antes de emitir un juicio, imaginemos,  lo que supondría exiliarnos de la tierra natal, de nuestras redes familiares y sociales, de nuestra abandonar ese “todo” que nos puede dar sentido a la existencia…Las luchas externas e internas, pueden provocar una sensación de vértigo o descontrol, o ayudarnos a visualizar una coexistencia individual y colectiva diferente, donde los retos pueden revelarnos lo trascendental y prioritario. Dejar atrás nuestras presencias y pertenencias…es una inquietud anímica, una opción dialéctica que tiene como finalidad la búsqueda de nuevas salidas y alternativas. El “humus” favorecedor de la inmigración nacional e internacional, gira en torno a cuatro causas fundamentales: Primero, citar las Movilizaciones para obtener recursos (materiales, económicos, sociales, etc.). Segundo, los Desplazamientos por Acontecimientos Traumáticos (conflictos bélicos, persecuciones, hambruna, pandemias, catástrofes naturales…). Tercero, las Migraciones Forzosas, como el tráfico ilegal de personas, es decir, la esclavitud. Compartimos la naturaleza idéntica de ser personas, y aún siendo únicas e irrepetibles, recitaremos cada cual en su momento (propio pero simultáneo a otros infinitos tiempos), el Canto de Partida juanramoniano: “Entonces nuestra vida alcanza la alta razón de su existencia: todos somos hijos iguales en la tierra…”.

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