Hay determinados grupos políticos, que se preocupan y ponen ahinco, en “descatalogar” de lo necesario, la Historia de nuestro país. Con argumentaciones estériles, se afanan en nombre de “no avivar rencores”, en programar a las nuevas generaciones en el desconocimiento de hechos significativos que han salpicado de sufrimiento, desde 1936 hasta la actualidad. Es un atentado contra la verdad. Y rechazarla, significa tener todas las papeletas para caer una y otra vez, en los mismos errores. La lectura es evidente, de aquellos polvos estos lodos. Visibilizar nuestra trayectoria colectiva, no permitir que se pierda en las cunetas de la indiferencia, es un acto de justicia social. Recuperar nuestra Memoria Histórica es una obligación. Un compromiso con el aprendizaje. Cada ser humano relegado, cada fosa común que pretende ser negada y que se quiere mantener en el oscurantismo, es una negligencia absoluta. Significa, escupir en toda la cara, a la misma democracia. Las dictaduras, imponen sus censuras con antojo, aprovechándose de la hambruna de concienciación política. El olvido, es la arcilla que manejan, quienes temen la igualdad y la libertad del pueblo. Y así, se van amurallando y acorralando a los valores, poniéndolos en unas manos tan sucias como deshumanizadas. Hoy por hoy, quedan muchas personas que son un Testimonio vivo, de los años de conflicto bélico español (1936-1939) y de las siguientes décadas de violaciones de los derechos humanos. Las víctimas, conservan y reviven día tras día, instantes que rompieron su armonía vital a nivel personal, familiar y comunitario. Aún reclaman, noticias de sus familiares y/o amistades, que desaparecieron por la maldad de los amantes de la tiranía. Aún, se espera con ansiedad, el reconocimiento del papel colectivo en la defensa por la libertad ideológica. Y se aguarda, como la llegada de ese ser querido, que nunca terminar de regresar. Es necesario retomar y volver sobre determinados “pasos” para aceptar que fueron de origen, importantes equivocaciones. Es ineludible, sacarlas a la luz, para asumirlas y repararlas. Si en España, queremos progresar, debemos aspirar a que los/as representantes políticos/as no le tengan pavor a la realidad histórica. Si hacen filigranas, muy elaboradas, para que la ceguera ideológica sea viral, desconfiemos de crecer en los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales. Todo lo contrario, impondrán sus criterios. Pisotearán los avances democráticos. Sembrarán tormentas. Acallarán a las multitudes. Ganarán la batalla con el señuelo del miedo. Y como ciudadanía, tendríamos que asumir nuestra complicidad, en aceptar la doblegación y sumisión, sin fisuras, al sistema. Todo esto, nos suena ¿no? Retomemos y analicemos el pasado, para aprender y educarnos en el presente. Para respirar con plenitud y confianza, nos queda mucho por hacer todavía. Reconstruir, es un verbo que se recicla permanentemente. Porque cada día, la vida se estrena y su andadura, hay que cuidarla. Si hay algo que olvidar, es precisamente, al olvido. Todos los contextos históricos, nos regalan sus señales…Para apostar por la luz, hay que conocer las sombras.
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