Eutopía

La tierra de mañana

La exclusión, arruga la vida, aplasta las tentativas de búsqueda de alternativas, empuja a las periferias

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Imagina, por un instante, sentarte en medio de la calle más transitada. Imagínate que nadie se percata, que existes. Nadie te devuelve la mirada. Nadie escucha tu voz. Nadie te tiende una mano para levantarte, ni se aproximan para interesarse qué te llevo hasta ahí… hasta el centro mismo de la nada, al vacío más rechazado. Imagínate que hace tiempo, tanto que ni lo recuerdas, las cosas empezaron a no ir bien. Sin palabras cercanas, sólo recibiendo reproches sociales, estigmas disfrazados de moralinas, consejos huecos que no partieron de ponerse en una posición diferente a la de origen. Imagínate que te rehúyen, que ni contestan a un tímido saludo, a una petición que difícilmente alguien dejó que terminaras. Imagínate despertarte hoy, en la piel, de aquellas personas que el entorno, los/as ve como parias del sistema, no deseables por incómodos. Imagínate sin tu reflejo social, sin tus medios de reconocimiento, sin acceso al consumo innecesario, sin acceder a los espacios de encuentro de la mayoría. Imagínate sin lo fundamental, sin redes personales, sin apoyos, sin palabras de comprensión, sin ese calor humano que te expresa que seguirán estando aunque el trayecto sea por momentos, insostenible. Imagínate una existencia sobrellevada permanentemente a contratiempos. El cuerpo entumece, envejeciendo a mayor celeridad. El pensamiento, se bloquea, se aísla…La exclusión, arruga la vida, aplasta las tentativas de búsqueda de alternativas, empuja a las periferias. Y todo con la inercia de los sistemas políticos de mayor a menor escala, incumpliendo objetivos que lucen esperanzadores en los papeles, acuerdos, convenios, estrategias y alianzas. Y sucede, porque están supeditados y vendidos al entramado económico. Es de justicia social, que todas las personas tuviésemos cubiertas las necesidades vitales, para llegar a unos mínimos de bienestar. Es una emergencia, no seguir retroalimentando los factores multicausales, que engrosan el fenómeno de la pobreza. Este domingo, Cáritas Huelva nos recuerda: “Nadie sin Derechos. Nadie Sin Hogar”. Es evidente que la Administración Públic, debe priorizar por todas las personas, pero especialmente, por quienes viven directamente los efectos nocivos de la discriminación y marginación social. Pero también urge por parte de la ciudadanía, mostrar nuestra implicación y participación en la mejora de nuestra sociedad. Por lo tanto, es imposible apostar por el ser humano y aplaudir simultáneamente a las facciones ideológicas que priman el capital y el beneficio de las minorías empoderadas al de las mayorías sin recursos ni posibilidades.  Sería una gran incongruencia que desembocaría en repercusiones negativas en la calidad de vida, individual, grupal y comunitaria.  No deberíamos permitir, que ningún ser humano, estuviera expuesto a las fauces de la pobreza…Juntas y Juntos, debemos hacer “verdad” el poema nerudiano que la reta: “Yo te desafío, con duros versos te golpeo el rostro, te embarco y te destierro. Yo con muchos otros, te vamos expulsando, de la tierra a la luna, para que allí te quedes, fría y encarcelada, mirando con un ojo el pan y los racimos que cubrirá la tierra de mañana”.

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