Eutopía

Existes, lo sé

Qué impotencia la tuya, ser el ser, y no poder “volver” a echar por tierra tanta consigna equivocada, tanto enclave empoderado, tanto ritual farisaico, tanto mercadillo de símbolos…

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Ante la agotadora batalla cotidiana, te busco. Y lo hago, extenuada, entre hojas desordenadas, libros, candados antiguos, lápices monocromáticos, bolígrafos cansados…Siempre en este ir y venir, de ideas y sentimientos, que se atropellan buscando respuestas y salidas. Dicen que no existes, pero lo cierto es que eres lo más auténtico, dentro de este teatro de apariencias y proyecciones, de este carnaval donde quien más baila tiene la mejor máscara. Dicen que no escuchas, ¿pero quién mejor que tú, que eres la entraña del silencio, para escuchar a pesar de los ruidos ensordecedores? En tu nombre, se juzga, se clasifica y se orilla a quienes no se ajustan a los dogmas, a la reglas de piedra, a las ataduras ideológicas…Qué impotencia la tuya, ser el ser, y no poder “volver” a echar por tierra tanta consigna equivocada, tanto enclave empoderado, tanto ritual farisaico, tanto mercadillo de símbolos… “Entidad” siempre contemporánea, invisible a los ojos, aunque perenne en el encuentro. Tu tiempo sin tiempo, dilatado por tanta plegaria inacabada, tanto rosario de sinsabores. Si es cierto que eres omnipresente, no me atrevo a suponer lo que padecerás frente a la barbarie y crueldad de los/as filopoder, frente a los recurrentes actos deshumanizados y alejados de lo verdaderamente trascendente. Te confieso, que a veces dudo, cuando te imagino en la espera, confiando…Supongo que si así persistes, será por esa ilimitada empatía tuya por lo creado. Y sé que “estás”, porque te siento, una y otra vez, en tantas personas que con gestos sencillos, palabras simples, miradas limpias. Cuando te reflejan, nombrándote o incluso negándote (creo que para ti eso debe ser hasta irrelevante). Somos fruto de una naturaleza desbordada de divinidad, de un milagro incesante que se dirige y lucha por el pálpito de la Vida. Menos mal que te rebelas, y no abandonas. Menos mal que no cierras las puertas, ni apuntas, ni llevas cuentas, porque ciertamente, te aparto aunque te llamo, te increpo aunque me acerque…Tú, inalterable, universal y estable, frente a la ausencia, al vacío a lo inestable, de esta mayoría de la humanidad que no valoramos la “totalidad” de lo indeleble. Existes, lo sé…y me pongo delante tuya, haciendo “verbo” el poema de Meira Delmar: “Llegas cuando menos te recuerdo, cuando más lejano pareces…Inesperado como esas tormentas que se inventa el viento un día inmensamente azul”. Cuando reflexiono y hago balance de las pérdidas y padecimientos de tantos seres humanos, no tardo en cuestionarme… “Luego la lluvia arrastra sus despojos y me borra tus huellas” como expresa la poeta.  Acepto y asumo, que eres, día a día, la punta de lanza de mi esperanza, aunque pasen los años, aunque algunas veces se cansen los brazos, se acalle la conciencia, se aparte la mirada colectiva…Aún estamos en un letargo, que nos paraliza. La alternativa es despertar y ver la claridad de ese “mensaje” que fue escrito pero apenas entendido.

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