Eutopía

Rebelión ciudadana

¿Cómo la sociedad española estaría condenada, con consecuencias negativas a perpetuidad? Pues lo estaría si quienes le dieron la mayoría absoluta a este partido caciquista, volvieran a votar a esta derecha opresiva y minarquista

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Febrero de 1905. San Petersburgo. Nace la filósofa, ensayista y novelista Alissa Zinovievna, más conocida por su seudónimo, Ayn Rand. Su aportación, no sólo literaria sino ideológica, no está ausente de admiración y crítica. Especialmente, se aleja del elogio ajeno. La creación de su movimiento o sistema filosófico del objetivismo, su afinidad al capitalismo, al liberalismo económico, el individualismo y su férrea oposición al altruismo y al intervencionismo del Estado. Si hacemos un balance anacrónico de unas de sus obras más destacadas, La Rebelión de Atlas, podemos observar una importante similitud, con la existencia de facciones filopoder que gobiernan nuestro país, que ven, la heroicidad, no en la conjugación, diálogo y participación de los agentes sociales, sino exclusivamente, en la clase empresarial. Ayn Rand es tan reaccionaria contra la socialdemocracia y la religión como Rajoy y sus acólitos, lo son con la democracia y la igualdad social. Pero de dicha obra, es cierto, que pueden extraerse algunas anotaciones que pueden hacernos reflexionar, y que lógicamente, quizás ella no me permitiera tergiversarlas, para dirigir el dedo acusador hacia quienes precisamente, ella defiende: “Cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes sino favores; cuando perciban que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, que las leyes no lo protegen contra ellos […] Cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces…podrá afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”… ¿Cómo la sociedad española estaría condenada, con consecuencias negativas a perpetuidad? Pues lo estaría si quienes le dieron la mayoría absoluta a este partido caciquista, volvieran a votar a esta derecha opresiva y minarquista. Sería justificar y acallar sus sentencias y recortes, agachando la cabeza frente a sus imposiciones fascistas; sería no escuchar y ser indiferente ante el rápido deterioro del Estado Social y Democrático de Derecho, sesgando, a golpe de maza todos los sistemas públicos de protección y por ende, los derechos fundamentales. La muerte de la sociedad sucede cuando amordazan a la ciudadanía, y consentimos, con resignación, indiferencia, apatía y sumisión, la violación sistemática de nuestras libertades y derechos personales, sociolaborales e ideológicos. Si hay más gente en la beatificación de medio millar de mártires católicos/as (donde se olvida las muertes de inocentes del bando republicano), que en las manifestaciones y huelgas, frente a esta tiranía a la que nos están sometiendo, entonces es que dejamos que el absurdo y la irracionalidad contaminen nuestro pensamiento y nuestro sentido ético y humanista. Necesitamos reaccionar, rebelarnos y enfrentarnos, para no darles la razón a los cancerberos de las fauces de la economía e injusticia, de la esclavitud laboral y la represión ideológica.

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