Eutopía

Te abrazo despierta

No sé si esta pasividad, casi inerte, es una conmoción insomne o una enajenación que nos acomoda entre las arrugas de la ausencia

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No sé si esta pasividad, casi inerte, es una conmoción insomne o  una enajenación que nos acomoda entre las arrugas de la ausencia.  Un constante murmullo se ha instalado en nuestro imaginario…se suceden las tragedias personales y extrañas. Se instalan, como un huésped incómodo, sin previa aviso, con una mirada permanente…Al unísono, el cronómetro nos desvela, una vez más, que el tiempo huye rápido ante las incansables exigencias de las agendas laborales y familiares. Abrir los ojos, no es despertar. Muchas veces caminamos a ciegas, con el anhelo latente de ver la luz de las señales, de las ilusiones venideras. ¿Dónde encajar en el puzzle del calendario las piezas que reflejen las horas de descanso, la contemplación gratuita y los presagios del silencio? El verbo “hacer” se impone, y sus conjugaciones, arrastran su respiración hasta las orillas más insospechadas. El día y la noche, se encuentran estrechamente vinculadas, con el frágil imperdible de la rutina. “Dormidos cada uno está en su mundo, en su exclusivo mundo: hermético, cerrado a ajenos ojos, a ajenas almas, cada mente hila su propio ensueño o su verdad” escribió el poeta mejicano, Amado Nervo. Pero ese duermevela, parece que nos ha colonizado la conciencia, la capacidad volitiva. En fase de congelación aletargada, nos dejamos avasallar, por un gobierno de títeres zarandeados por las ansias adictivas del poder. Nos dejamos arrebatar los derechos inalienables, las libertades fundamentales. Algunas protestas, frente a un silencio ensordecedor. Una complicidad tan sólo aglomerada y embrutecida  en espectáculos, cuya entrada, oferta “pan y circo”. Las nuevas generaciones, acostumbradas a la petición concedida al instante,  reclaman los mismos diezmos, mientras la presión estrecha su cerco a las unidades familiares. Colas de facturas, en el recibidor de las casas, aguardan al menos, a ser abiertas. Las corrupciones, salpican todos los periódicos, como si el vandalismo ejercido contra los bienes públicos, hubiese sido el requisito imprescindible para ostentar algunos cargos de representatividad política. El enriquecimiento personal, ha empujado a codazos al bienestar colectivo. Es urgente, una “purga” de la estructura integral del sistema, para no llegar a expresar como una jaculatoria, los versos del poeta: “¿Buscas reposo y olvido? Yo también. El mundo cansa”. La vida no debe asediarnos, todo lo contrario, debe ensalzar la belleza de lo positivo. Siempre existen alternativas que pueden encauzarnos hacia el respeto y el amor…Necesitamos formar parte de una humanidad, proactiva y reaccionaria, que abrace “despierta”, los “sueños reales” de la Utopía.

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