Y es paradójico, cómo la jerarquía de esta Iglesia Católica, que se autoproclama como “universal”, alza a su vez, el báculo de la incoherencia y la “selección”… esa contradicción es evidente si reflexionamos, por ejemplo, algunos versículos de dicho “santo”: “Pregunta ahora a las bestias y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos y ellas te lo mostrarán o habla a la tierra y ella te enseñará […] ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Dios las hizo? En su mano está el alma de todo viviente y el hálito de todo el género humano”. La obstinación de quienes se consideran mejor que otros seres humanos, nos revelan que las justificaciones para esclavizar, sólo se encuentran en los ojos de los verdugos. Excluir en nombre de una espiritualidad, es simplemente blasfemar. Provocar el sufrimiento, haciendo prevalecer el dogma por encima del humanismo y la justicia, es emponzoñar el mensaje bíblico, los valores democráticos y los principios éticos. El “Estado de la Ciudad del Vaticano” continua siendo en el Siglo XXI el nicho de las sentencias opresivas de la ¿Santa? Sede, que a su vez son repetidas, con un eco sectario, por quienes desconocen hasta la etiología de la igualdad. Acoger un discurso minado por la discriminación es obligar a las personas que son “señaladas” a ascender una y otra vez el Gólgota de la marginación y el aislamiento. Nadie tiene la integridad suficiente para arrebatar a otras su “homogeneidad” en su contexto sociocultural y su derecho a la “heterogeneidad” identitaria…Por eso, siguiendo al poeta Henry D. Thoreau, no nos podemos permitir “matar el tiempo”, esperando que las situaciones cambien, sin tener en cuenta, que esa somnolencia pasiva va a “herir a la eternidad”. Los actos de ahora influirán en el mañana, en ese futuro que puede esbozarse como integrador o tiránico. Hoy, 18 de mayo, se celebra a las 22.30 horas en Sevilla, la Vigilia de Oración contra la Intolerancia y la Homofobia. Esta iniciativa ecuménica, está organizada por la Comunidad Ichthys. Allí, se encontrarán personas que profesan o no alguna filosofía o credo religioso, espiritual o cívico. Será un encuentro ecuménico, que aunará en la diferencia, para la reivindicación del “ser” sin ocultar, reprimir o renunciar, y por la apuesta de la visibilización “dual”, como creyente y como parte del movimiento LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). Soy una de tantas hijas/os de Job, que cree en un Dios, que erigió todas las formas en la que se cobija el amor, tanto en el cielo como en la tierra.
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