Andalucía

Matsa controla el 85% de la Faja Pirítica

La compañía ha alcanzado una posición dominante en Huelva al hacerse con la mayor parte de las concesiones mineras

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La Faja Pirítica Ibérica, sus 250 kilómetros de largo y entre 30 y 50 de ancho, está reconocida como una de las zonas con mayor concentración de sulfuros masivos del continente europeo, abarcando desde Portugal a la Sierra de Sevilla, pasando por la de Huelva. Y Matsa, perteneciente a la multinacional Trafigura, tras las últimas concesiones otorgadas por la Junta de Andalucía dentro de su Estrategia Minera, se ha hecho con el 85,5% de las concesiones de la Faja Pirítica onubense.

De las 131.605 hectáreas que componen la Faja Pirítica de Huelva, 112.474 están en manos de una sola empresa, Matsa, y sólo de la Mina de Aguas Teñidas se está extrayendo mineral, puesto que el resto son concesiones para investigación. El resto de las concesiones mineras, un 14,5%, están en manos de otras siete empresas: Emed Tartessus (en Riotinto con 5.258 hectáreas y el 4% del total); Tharsis (con 4.098 hectáreas y el 3,1%); Cambridge (con 3.966 hectáreas y el 3% del total); Rio Tinto (2.457 hectáreas y el 1,9%); Minas Herrerías (1.915 hectáreas y 1,5%); Lomero Poyatos); y por último, Minas de Cala (627 hectáreas y el 0,5% del total). Si a esto le unimos que Trafigura posee el 18% de Emed y la posibilidad de que alcance el 25% le llevaría a lanzar una OPA sobre la primera, Trafigura superaría el 90% del total de la Faja Pirítica onubense.

Trafigura, a través de Matsa, posee en Huelva su principal explotación minera, Aguas Teñidas, que le ha permitido extraer, según los datos aportados en mayo de este año, en los últimos cinco años la cifra de 10 millones de toneladas de mineral extraído y procesado, mientras que los proyectos de investigación que se han desarrollado a lo largo de los últimos años en las diferentes minas que abarca la concesión (entre ellas, la Mina Magdalena) le han permitido extender hasta los 20 millones de toneladas sus reservas, lo que según la empresa garantiza una vida útil de 15 años.

El resto de concesiones que están en manos de Matsa son permisos de investigación, es decir, la Junta de Andalucía le ha otorgado un periodo de tres años, prorrogables por otros tres, para desarrollar diferentes tipos de sondeos que conviertan los recursos minerales, es decir aquellos volúmenes de minerales que han sido estimados en diferentes tipos de muestreos en reservas, en reservas, es decir, el mineral medido y contrastado (sea probables o sea probadas) que posee un yacimiento y que puede ser explotado.

Permisos de investigación

Según los datos de la propia empresa, los principales permisos de investigación que posee son los de la mina Sotiel, por tres años y ubicado en los términos de Calañas y Valverde (posee ya el visto bueno a la Autorización Ambiental Unificada pero no aún la concesión de explotación), el de mina Concepción, también por tres años y en Almonaster la Real; y el Grupo Cueva de la Mora, que se compone de 19 concesiones, entre las que se encuentra Mina Magdalena, en la que el pasado mes de junio realizaron la primera voladura de investigación para conocer la calidad y extensión del yacimiento. La previsión de la compañía, según la nota de prensa de Matsa, es que esta mina surta a la planta de tratamiento para prolongar la vida del proyecto más allá de los 15 años.

A estas concesiones hay que unir las tres últimas concedidas por la Junta en abril: Majadillas, Andévalo y Guzmán, ubicadas en los términos de Paymogo y Puebla de Guzmán, en cuya investigación pretende invertir Matsa 24 millones de euros. La investigación comenzó en julio, con una previsión de desarrollo de 26 meses y con diferentes fases, la primera de ellas basada en el sistema de exploración geológica VTEM a través de un helicóptero, un método eléctrico aerotransportado “capaz de detectar la existencia de zonas geofísicas donde podría localizarse mineral hasta 700 metros de profundidad.

La fiabilidad de este método, que detecta anomalías electromagnéticas compatibles con la existencia de mineral, es tomada con prudencia incluso por el director general de Matsa, Alonso Luján, que dejaba las certezas en manos de posteriores perforaciones y análisis en laboratorio.

La Faja Pirítica portuguesa

La concentración en una sola empresa de tantos permisos de explotación y, sobre todo, de investigación, contrasta con la que se ha llevado a cabo en la Faja Pirítica portuguesa, de 528.922 hectáreas, en la que los diferentes permisos se han distribuido entre ocho empresas de una forma más equilibrada, representando sólo el 23% la que posee una mayor extensión (Maepa), mientras que el resto posee una proporción que oscila entre el 13,7% del que más (EPOS y EDM) y el 3,4% del que menos (RedCorp), como puede observarse en los gráficos comparativos adjuntos en estas páginas.

De esta manera, la fórmula portuguesa permite que las empresas adjudicatarias realicen con mayor celeridad sus proyectos de investigación con el fin de obtener resultados y reservas probadas en el menor tiempo posible, de forma que la explotación real de las minas comience en un periodo mucho menor, creando así riqueza y empleo en toda la Faja Pirítica de una forma más uniforme.

En el caso de Huelva, la concentración en una sola mano de tantos permisos de explotación abre la posibilidad de que Matsa opte por concentrar sus esfuerzos sólo en aquellas que tienen una garantía real de reservas -minimizando así la apertura de explotaciones mineras y creación de empleo-, mientras que el resto de concesiones de investigación se releguen en el tiempo, ya sea por falta de fondos o por estrategia empresarial, o se queden sólo en las investigaciones con helicópteros con tecnología VTEM.

No hay que olvidar que Trafigura, a la que pertenece Matsa es uno de los más grandes grupos mundiales en el comercio de materias primas, pero que su actividad se destina al trading, una conocida técnica financiera que se dedica a comprar o vender un valor subyacente en un mercado financiero con la intención de obtener un beneficio, en la mayoría de los casos con un marcado carácter especulativo.

Claude Dauphin, el dueño de las minas de Huelva

Tras una gran empresa siempre hay un gran hombre de negocios. Y tras la multinacional Trafigura, a la que pertenece la empresa Matsa, está Claude Dauphin (nacido en 1951), un empresario multimillonario francés al que la lista de la prestigiosa revista Forbes le calculó en marzo de 2013 una fortuna de 133 billones de dólares, 36 de ellos en su Francia natal. Es presidente ejecutivo de Trafigura Beheer BV, una empresa especializada en el comercio de los productos básicos (petróleo , metales, minerales, habiendo servido previamente como presidente y CEO (Chief executive officer, en inglés, director ejecutivo).

Dauphin trabajó durante casi 22 años como un ejecutivo petrolero en Victoria Trading Services (UK) Ltd. En 1990, a la edad de 39 años, asumió su primer cargo como consejero. El año siguiente fue nombrado director de AOI (UK) Ltd. Posteriormente entró a trabajar en Marc Rich & Co (ahora Glencore) entre 1991 y 1992 en su división petrolera. En 1993, Dauphin, junto a varios consejeros ejecutivos de Marc Rich, fundaron la actual Trafigura.  Él es el último de los seis socios fundadores que ocupa un papel ejecutivo de la compañía.

Dauphin se comunica con los accionistas y asociados a través del informe anual que presenta la compañía, pero no habla públicamente. Está casado y tiene tres hijos.

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