Escrito en el metro

Almendrucos

Este año la cuaresma es temprana y tal vez por ello los trucos del almendruco se afanan en prospera

Hace unas semanas brotaron las primeras flores de almendro en España: En el Valle del Guadalmedina, como me muestra mi amigo Rafa Gómez, se adelantó de nuevo tan espectacular momento. Cosas del cambio climático que alteran el reloj biológico de tan apreciado árbol. Desde hace siglos esta era una señal para iniciar una cuarentana de ayunos y abstinencias, se habían acabado las provisiones y había que respetar con criterio ecológico las simientes y crías que servirían para la siguiente temporada. Fue llamada después Cuaresma, elevándose a pecado ingerir cualquier producto derivado de los animales terrestres. Ni carne ni leche. Había que buscar sustitutos y nuestra gastronomía tradicional se afanó en ello, con los manjares más imaginativos, que hoy se consideran de alta cocina. La leche era sustituida en esta época del año por la leche de almendra, tan nutritiva y de prolongada conservación. Pero cuando esa cuaresma se adelantaba, porque la primera luna llena de primavera era tempranera, las almendras que se recolectaban aún no habían madurado y su sabor era demasiado amargo, son los almendrucos. Entonces se recurría al truco del almendruco, añadir miel para endulzar el requerido y básico producto.

Este año la cuaresma es temprana y tal vez por ello los trucos del almendruco se afanan en prosperar. Desde distintas instancias de los poderes nos predican algún método simple para justificar una solución, por desatinada que sea. De todas las oídas hay una de dimensión superior. Hemos escuchado atónitos a los representantes de las eléctricas justificar las subidas del precio de la luz cuando no llovía porque hacía falta agua en las hidroeléctricas, cuando no hacía viento porque no se movían los molinillos, pero ya lo último es de Guinness del truco del almendruco. Hace unos días un representante de esas compañías eléctricas justificabaotra subida de la energía en que los usuarios presentan demasiadas demandas ante los tribunales, y que esto es costoso. Esta aberraciónle hace merecedor del título de almendruco del año, tal vez compartido con aquellos representantes de la soberanía popular que se sientan en sus consejos de administración, gracias a las puertas giratorias, y que aplauden tan dolorosas y excluyentes subidas, generando más pobreza energética.

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