Escrito en el metro

Cuando seáis inmortales

El trabajo, el envejecimiento y la muerte son los objetivos a vencer en las próximas tres décadas

Rinascere fue la consigna que los intelectuales de finales del siglo XV proclamaron ante las evidencias que proporcionaban los avances tecnológicos, en especial en el mundo náutico, el conocimiento de desconocidos nuevos continentes y la trascendencia de la imprenta para divulgar cuanto acontecía. Había que renacer, se hacía necesario forjar unas nuevas componentes culturales en todos los ámbitos de la sociedad, la política y la ciencia.

Hoy estamos ante un nuevo Renacimiento. Los avances científicos y tecnológicos apuntan de nuevo a un mundo demasiado distinto a finales de este siglo. El trabajo, el envejecimiento y la muerte son los objetivos a vencer en las próximas tres décadas. La rápida evolución de la robótica y la cada vez más imperante tecnificación de todo tipo de labores, conducirá a una acelerada reducción de la jornada laboral hasta que el trabajo deje de ser un castigo divino por la comisión de un singular pecado original, comer el fruto del árbol de la sabiduría. Curiosa paradoja que nos evidencia que a lo mejor ya lo hemos digerido y redimido nuestra secular penitencia. Las enfermedades son ya una preocupación más digna de las grandes compañías tecnológicas que de las extorsionadoras farmacéuticas. El envejecimiento en su moderna concepción más que como un hecho natural como una enfermedad, parece que es un obstáculo cada vez menos insalvable. 

A lo largo del siglo XXI los centenarios se prodigarán y Matusalén será un mito desbordado por los nuevos mayores. De ir por ese rumbo, antes de final de siglo la inmortalidad, algo más frecuente de lo que pensamos en la Naturaleza, dejará de ser un mero elemento de la ficción y alcanzará al ser humano.

Cierre los ojos por un momento lector e imagine como podrá ser ese nuevo tiempo. Es difícil, muy difícil sospechar como serán todas las nuevas coordenadas de un mundo tan distinto. Como hace cinco siglos, para los proféticos agoreros conllevará a una cruenta brecha social o incluso al fin de la especie, sin embargo al igual que entonces seguro que surgirán unos nuevos ideales para la humanidad, un nuevo rinascere. La mentalización de una vida tan extensa y los nuevos conceptos del ocio deben ir preparando ese futuro.

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