“Nunca segundas partes fueron buenas”. No les gustará nada esta frase del Bachiller Sansón Carrasco en el Quijote a los pocos que se han podido acoger a la posibilidad de una segunda oportunidad en el campo financiero o en el amor. Son pocos desgraciadamente a los que un juez considera con la Ley de Segunda Oportunidad que el deudor no tiene patrimonio ni ingresos habituales para poder terminar con sus deudas, y actuando de buena fe, para quitarle las deudas y comenzar a vivir de nuevo. En el amor hay experiencias de todos los gustos. En el cine las continuaciones suelen ser malas. También Pedro Sánchez –de nuevo en Sevilla- parece tener ganas de segundas partes - buenas - con su partido en Andalucía.
La segundas partes en Cataluña tienen todas las cartas para ser no malas, sino nefastas. Tras la comparecencia del presidente del parlamento catalán que -despojado de todo protocolo y miramiento legal- se va a buscar a Bruselas o a Copenhague al ex presidente Puigdemont –candidato a la Generalitat de nuevo- y a los cuatro ex consejeros huidos. Después acudirá a las cárceles a visitar al ex vicepresidente Oriol Junqueras, a los dos Sánchez - de Ómnium Cultural y la ANC (Asamblea Nacional Catalana) y al consejero de Interior Forn. El presidente Torrent ya tiene pedida entrevista hasta con Rajoy. Dice que es el presidente de los 135 diputados pero sus primeros pasos indican que lo es más de los 70 independentistas.
A buen sitio ha acudido Puigdemont. Normalmente el independentismo catalán ha tenido algún eco en Dinamarca, aunque nadie acudió a la inauguración de la extinta “embajada” de Cataluña en su inauguración. Pero –“En casa del herrero, cuchillo de palo”- su Código Penal, en el capítulo de Crímenes contra la Independencia y Seguridad del Estado, dice lo siguiente: “La persona que, con ayuda extranjera, con el uso de la fuerza, o con amenazas de tales, comete un acto encaminado a poner al Estado danés o cualquier parte de él bajo un régimen extranjero o al separarse de cualquier parte del Estado, será castigado con prisión hasta el término de su vida”. Aunque el fiscal español ha pedido activar su detención, el magistrado del Supremo se ha negado. Esperar y ver. Sin impunidad ni inmunidad. Ni delegación de voto.
Lo escribió Shakespeare en Hamlet: "Algo está podrido en el estado de Dinamarca".
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es