El “Se acabó” lo cantaba muy racialmente María Jiménez: “Tú no me vengas con pamplinas / Ni me pidas que te ayude, / Cuando te necesitaba yo jamás a ti te tuve”. La relación epistolar entre Rajoy y Puigdemont se ha terminado y ya las conversaciones serán ante notario, es decir, con la actuación del Senado. No de otra manera se puede interpretar la contestación del gobierno a la última misiva de Puigdemont. El “Se acabó” del gobierno se formula así: “En consecuencia, el Gobierno de España continuará con los trámites previstos en el artículo 155 de la Constitución para restaurar la legalidad en el autogobierno de Cataluña”.
No hubieran actuado otros países europeos de una manera diferente, según sus constituciones. En Alemania. Artículo 9. “Libertad de asociación: Están prohibidas las asociaciones cuyos fines o cuya actividad sean contrarios a las leyes penales o que estén dirigidas contra el orden constitucional o contra la idea del entendimiento entre los pueblos”. En Francia. Artículo 1. “Francia es una República indivisible”. Art. 4. “Los partidos y las agrupaciones políticas concurren a la expresión del sufragio. Se constituirán y ejercerán su actividad libremente dentro del respeto a los principios de la soberanía nacional y de la democracia.”. Italia. Articulo 1. “La soberanía pertenece al pueblo, que la ejercitará en las formas y dentro de los límites de la Constitución” Art. 5.” La República, una e indivisible…”. La Unión Europea en el articulo 4 de los tratados lo expresa del mismo modo: “Respetará las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial, mantener el orden público y salvaguardar la seguridad nacional”.
Naturalmente todo esto no supone sino un llanto por España. El victimismo de los que en Cataluña se saltan la Constitución, el Estatuto de Cataluña y cuanta ley se les ponga por delante deja en una situación lamentable a la democracia española. El sábado comienza la cuenta atrás del 155. Tras la reunión del Consejo de Ministros se conocerán las medidas concretas que el Gobierno propondrá al Senado para su autorización y su aplicación en Cataluña en cinco días. Tras eso, comenzarán las batallas administrativas, judiciales, políticas -y desgraciadamente también callejeras- que traerán días muy tristes y tensos para nuestro país. El futuro que nos espera es oscuro para todos los españoles –incluidos los catalanes-. Después ojalá se haga la luz.
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