El presidente Puigdemont no se ha cortado: “Si el Tribunal Constitucional me inhabilita, como puede hacer, no aceptaré esta decisión… Solo el Parlamento (de Cataluña) me puede suspender…No renunciaremos al referéndum aunque lo prohíba el Tribunal Constitucional…Cataluña empezará a actuar como estado independiente, pero no lo será de derecho hasta que esta transición culmine…”. Se puede decir más fuerte, pero no hace falta. Se entiende perfectamente el estado de desobediencia evidente –aunque de momento sólo de palabra- del presidente de la Generalitat en sus declaraciones al periódico francés Le Figaro.
Ahora se manifiestan los escondidos intelectuales de la hora presente. De un lado y de otro. Ha llamado la atención la presencia de Yoko Ono entre las personalidades que apoyan la consulta catalana. También Rigoberta Menchú, Pérez Esquivel, Silvio Rodríguez, Vigo Mortensen, Desmond Tutu, Gerry Adams…. También se han movilizado los intelectuales catalanes en sentido contrario: Joan Manuel Serrat, Eduardo Mendoza, Laura Freixas, Juan Marsé, Isabel Coixet, Javier Mariscal…y hasta Xavier Sardá.
Se cumplen los 50 años (24 de julio de 1967) del famoso grito del general De Gaulle desde el balcón del Ayuntamiento de Montréal, que produjo una crisis sin precedentes entre Francia y Canadá. De visita en un país extranjero, exclamó su “Viva Quebec libre”. Después vinieron dos referéndums sobre la independencia de Quebec –en 1980 y 1995- y finalmente ahora el independentismo es testimonial. El conductor del encarrilamiento del proceso en Canadá, Stéphane Dion, lo tiene claro: “La democracia y el principio de legalidad son inseparables” y “Ningún ciudadano de un país puede ser privado del derecho a seguir siéndolo”. Lo contrario de Puigdemont.
Chaves Nogales escribió unos espléndidos artículos (¿Que pasa en Cataluña?) sobre la Cataluña de 1931 y 1936. Así narra la vuelta del penal de El Puerto de Santa María del Presidente Companys: “Un millón de personas en las calles. Ni un solo guardia…El desfile ha sido impresionante y revela la gran fuerza espiritual del pueblo catalán…pero…alguien tendría que preocuparse de rellenar el tiempo con una tarea que tal vez no sea del todo superflua: la de gobernar, la de administrar, la de hacer por el pueblo algo más que ofrecerle ocasión y pretexto para estos deslumbrantes espectáculos…Llegará un día en que este pueblo catalán, tan entusiasta, tan fervoroso, tan bueno cambiará, Y entonces será peor”. Es de 1936, pero parece escrito ayer.
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