En román paladino

Casi 30 años

Ha podido con cuantos gobiernos de cualquier signo se han opuesto a su política deportiva

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Villar llevaba en el cargo de presidente en la Real Federación Española  de Futbol desde 1988. Siete veces reelegido como jefe del futbol han dado para mucho. Para demasiado. La corrupción se ha adueñado de su larga gestión en el deporte estrella de los españoles y de medio mundo.

Ha podido con cuantos gobiernos de cualquier signo se han opuesto a su política deportiva  y con  aquellos  dirigentes del futbol profesional que le han hecho frente. No  le han ni tocado la mayoría de  los presidentes del Consejo Superior de Deportes, tanto que alguno –caso de Cortés Elvira- ha trabajado con su clan familiar impúdicamente. Desde Javier Gómez Navarro a Miguel Cardenal  no fue posible infligirle el mínimo castigo administrativo a Luis María Villar. Hay quién sostiene que la eterna “guerra del fútbol” hizo desistir de su cargo a Cardenal. Quizá recordó la derrota de sus predecesores que le hicieron frente y que perdieron, como fue el caso de Jaime  Lissavetzky, al que amenazaron los organismos internacionales del fútbol si metía mano en la federación española.

“Vienes del fútbol y tienes que volver al fútbol” le dijo en cierta ocasión Villar a Cardenal prometiéndole un trato tan favorable como el dado a  Cortés Elvira. Los chorros de dinero que manejaba Villar podían alcanzar lo que se propusiera. En la amplia red de  canonjías que podía controlar  se le podría reservar acomodo a su interlocutor. El precio era  que se olvidara de tanta  molesta manía con las cuentas claras. ¡Que pamplina! ¡Esto es el fútbol! Debía imponerse la vista gorda sobre  el cúmulo de irregularidades.  Pero esta vez no iba a salirle bien porque el juez Pedraz tenía todas las grabaciones con las componendas del presidente federativo.

Debió creerse Donald Trump cuando ha dicho eso de que puede perdonar y hasta hacerse perdonar a sí mismo sus desmanes con la trama rusa. No es así. Ni para Trump ni para Villar. La Constitución americana dice que el presidente “tendrá el poder de otorgar indultos y perdones por ofensas en contra de los Estados Unidos excepto en casos de enjuiciamiento político”. Así que no tiene poder en el caso de crímenes de Estado.  Villar  ya está en la cárcel. Lo suyo ha ido más rápido de lo que pensaba en las  horas previas  a su detención y encarcelamiento. Demasiados años en el poder.

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