En román paladino

Contraprogramación

Lo de Sánchez e Iglesias ha sido “vamos a pensar juntos” y lo de Rivera y Sánchez un “fue bonito mientras duró”.

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Las televisiones lo han practicado de continuo. El robo de audiencias estaba en juego. Serie contra serie, estrella contra estrella, futbol contra futbol. La cosa llegó a tal extremo que en 2006 se sacó un Real Decreto para impedirlo u obstaculizarlo.  Así se obligaba a los  operadores de televisión a  hacer pública su programación diaria con una antelación de, al menos, tres días para fijar la competencia en términos razonables y evitar la guerra salvaje entre las televisiones. La guerra sigue, pero con normas.

La contraprogramación en tv es conocida. Contraprogramar es  la programación que se realiza en una cadena conociendo la programación de la cadena rival. Eso han hecho Rajoy y  Rivera al conocer la serie de entrevistas previstas de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias, con el propio Albert Rivera y con Alberto Garzón. Era consentir demasiado a su antagonista que le dijo, en un debate televisivo, que no era  decente. Rajoy le dijo aquello de que “Hasta aquí hemos llegado”. Luego vino lo de “ruin, mezquino y miserable”. Más tarde  la cita en la que Rajoy le negó la mano al líder de la oposición.

El almuerzo de Rivera y Rajoy, no se celebró en el restaurante Manolo, ni en el comedor del Congreso sino en la Moncloa y eso  lo indica casi todo. Rajoy recibe en el edificio –llamado Palacio, también para más inri, complejo de la Moncloa-,   que simboliza ese poder tan alejado en España. Un poder en zona campestre. De la Castellana al campo se lo llevó Adolfo Suárez y a los demás presidentes les resultó cómodo alejarse de la gente y fortificarse con centenares de funcionarios en lo que había sido finca agraria en el siglo XVII,  casa palaciega de campo y caza, museo y residencia  de jefes de Estado de visita en España.

Lo de Sánchez e Iglesias ha sido  “vamos a pensar juntos” y lo de Rivera y Sánchez  un  “fue bonito mientras duró”. Pero ya no se quieren, casi ni se estiman. La de Garzón será “yo también existo”. Pero la entrevista de Rajoy y Rivera es la que de verdad indica que quieren gobernar juntos, aunque desde fuera. La determinación es cerrar el paso de forma tajante a una posible coalición  a la izquierda. La gran excusa es Podemos y el giro a la izquierda del llamado nuevo PSOE.

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