En román paladino

Moción sin emoción

Lo de Pablo Iglesias no ha sido creíble. La alternativa no ha calado.

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai

La moción de censura de Podemos ha trascurrido por los cauces previstos. No es ningún menosprecio a la iniciativa.  Se trata de destacar lo que ha sucedido. Una moción de censura de la que se sabe el resultado carece de un interés sustantivo porque quién la presenta y contra el que se presenta conocen de antemano su nula consecuencia.

¿Ha sido inútil la moción de censura de Podemos? No. Ha dado lugar a un debate parlamentario intenso. Y ha habido novedades. El discurso de Irene Montero ha sido más trabado, más incisivo y más rico parlamentariamente que el de Pablo Iglesias Turrión. Ya es una novedad. Las más de dos horas de intervención de Irene Montero han significado el ataque más duro habido en el parlamento español sobre la corrupción y sobre la implicación del Partido Popular en los numerosos casos que lo acosan y ha puesto en Génova -sede del PP- el centro de todos los dislates denunciados. Tan duro ha sido el ataque  que el presidente del Gobierno ha adelantado su intervención  con mucho oficio  parlamentario, no en vano ocupa el escaño desde hace treinta años. 

El de Pablo Iglesias no ha sido creíble. La alternativa no ha calado.  Implantar esa cantidad de medidas, dichas en una larga retahíla, no hay economía que lo sostenga y esa debilidad ha sido captada por Mariano Rajoy, quién ha querido contestar a Iglesias antes incluso de que hablara, tomando la palabra tras la intervención de Montero en un debate más vibrante que el habido después con Iglesias. 

Si la moción de censura era originariamente  para atacar a Susana Díaz, previsible ganadora de las primarias socialistas, carece ahora  de interés porque se ha convertido  en un retrato inverso de los sucedido en marzo de 2016, cuando Iglesias se opuso –votó negativamente- a un gobierno de Pedro Sánchez. Esa debilidad ha estado presente en todas las intervenciones posteriores-salvo en la de los independentistas catalanes. El PSOE lo ha tenido fácil, porque con la abstención reitera el argumento de que Rajoy es censurable pero el candidato no da la confianza necesaria.

La moción de censura la ha definido  Rajoy como un trampantojo –trampa ante el ojo-: “Ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto a lo que en realidad ve”. De todas formas,  tendrá consecuencias para él.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN