En román paladino

Da miedo

El choque de trenes se halla a la vuelta de la esquina

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Lo de Cataluña da miedo”. Lo ha dicho el  notorio  escritor, cineasta y pensador austriaco Peter Handke. ¿A qué viene que este señor se implique en el avispero del tema catalán? Este escritor conoció los horrores de las guerras balcánicas, como los vivió, como corresponsal de guerra, Pérez Reverte. Los que se impregnan de de esas situaciones de una guerra civil basada en razones religiosas, étnicas y territoriales no lo pueden olvidar. Las tropelías y los crímenes, los bombardeos y los exterminios dejan una huella indeleble.  Sencillo de entender.

Aquí, por parte del gobierno catalán,  se está planteando el asunto como si fuera un asunto de democracia pura y dura. El gobierno y la mayoría del parlamento de Cataluña vienen a decir en los papeles que se han filtrado  que se vota, que sale por un voto la independencia, con la ayuda de los medios de comunicación públicos catalanes, y que se hace la desconexión con España al día siguiente. La desconexión que prepara el gobierno catalán no tiene los tintes dramáticos de la ruptura de Yugoslavia. Al menos por ahora,  y hay que alegrarse de ello.  Pero cuando los hombres se empeñan en hacer una burrada, la hacen. Si se quiere dejar a la mitad de la población –la que está en contra- en la cola de la petición de escoger entre la nacionalidad y el pasaporte español o el catalán tenemos mucho más que un problema gravísimo.  Si el referéndum  se lleva a cabo contraviniendo  la Constitución y a las leyes ¿Cómo circula el euro, con garantías, en un territorio que queda excluido de la zona euro?  ¿Quién administra las pensiones? ¿Cómo se gestionan las prestaciones de desempleo? ¿La desconexión implica fronteras? ¿Y aduanas?  ¿Qué le espera a la mitad de la población que no acepta hacerse solamente catalán, sino que quieren seguir siendo también españoles?

España –dice Puigdemont- no tiene tanto poder como para impedir “tanta democracia” –refiriéndose al referéndum. Ahí está el reto. La ley de ruptura con España tiene nombre. Se llama  Ley de Transitoriedad Jurídica. En ella se regulan los  aspectos urgentes de la partida hacia ninguna parte de los antijurídicos que han decidido cortar por lo sano las relaciones con España.  El  tantas veces nombrado choque de trenes se halla a la vuelta de la esquina, en la estación más próxima y baja sin frenos y a lo loco.  

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN