En román paladino

Me voy….

No hay manera de combatir esta corrupción de nunca acabar

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Aquí algunos se van. Pero no se van en el momento adecuado. Esperanza Aguirre tenía que haberse ido hace mucho.  La sucesiva caída por casos de corrupción  de sus colaboradores ha sido escalonadamente escandalosa. No eran indicios,  eran, al menos, flagrantes evidencias del malísimo ojo a la hora de la selección de su personal –curiosamente la función para la que fue fichada por la empresa que la colocó en su paso desde  la Comunidad de Madrid para transitar hacia el Ayuntamiento madrileño-.

La escalada ha ido subiendo.  Empezaron a estar imputados concejales y alcaldes y ha concluido con la cantada y  forzada salida de ella misma. En medio,  muchos consejeros y colaboradores de su máxima confianza con dos momentos álgidos: El encarcelamiento de Francisco Granados y  el de su sucesor y ex presidente Ignacio González. Ayer su carrera política terminó. 

Hace ocho años se denunciaron  los manejos del recién encarcelado Ignacio González en los campos de golf del Canal  y se cruzó  con el actual fiscal Anticorrupción –que está haciendo el papel contrario al del título de su cargo- y lo rechazó absolutamente todo. No vio ni indicio, ni rastro, ni sospecha. Las denuncias eran milimétricamente acertadas. Con el ático de Estepona están aburridos hasta los más sagaces periodistas mientras las investigaciones judiciales nunca concluyen. Así no hay manera de combatir  esta corrupción de nunca acabar.

¿Y el hermano de Ignacio González? Lo recibe  el secretario de Estado de Seguridad,  José Antonio Nieto, y al salir comenta: "El encuentro ha sido muy interesante. Te lo contaré,  pero no por teléfono". Cualquiera dice ¡Bingo! ¡Cazado! El secretario de Estado responde que no hubo nada,  que hablaron de la seguridad en  los mercados. Resulta que al que iban a encarcelar  y tiene dinero a mansalva en los paraísos fiscales  –a Ignacio González-  lo que le podía parecer interesante era  Mercasa y    los sistemas de seguridad de los mercados. Enternecedor. Mientras tanto  Concepción Dancausa, delegada del Gobierno en Madrid ha sido denunciada por la fiscalía y el despacho del ministro de Hacienda, Montoro, al que volverá cuando deje de ser ministro, también denunciado por contratos a dedo.  Zaplana y Villar Mir estaban por allí, siempre en el centro del huracán y de los compi-yoguis y sus amigos mejor no hablar.

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