Meses de tira y afloja. Demandas de la oposición para que dimita. Manifestaciones en la calle para que se vaya. Imputaciones a go-go. Presentación de una moción de censura para que deje de ser presidente. Ciudadanos pidiendo que se escurra por el sumidero. Podemos exigiendo que su etapa termine cuanto antes. PSOE demandando su salida urgente y presentando una alternativa. El rosario de peticiones ha concluido con la presentación de la dimisión del presidente de la Región de Murcia, algo que todo el mundo daba por descontado, salvo él mismo y el PP de la Región que acababa de elegirlo casi por unanimidad. El auto de imputación de la Audiencia Nacional ha sido fundamental para que se produjera este final de la escapada.
Ha dejado claro el ya ex presidente Pedro Antonio Sánchez que se va para que no entre Podemos en el gobierno murciano. Como si fuera un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU o la secretaria general de la OTAN. Podemos podría hundir la Región de Murcia a criterio de este hombre de Estado, hoy ya dimitido. ¡Si a Murcia no la ha hundido ni él mismo con sus enjuagues! Coincide en el pánico cerval a Podemos con unas torpes declaraciones –de las que ya está arrepentido y ha pedido perdón, aunque aún no ha dimitido- del portavoz socialista en el Congreso de los Diputados –Miguel Ángel Heredia- que, además de pedir la disolución del PSC, se arranca con que “nuestro adversario es el Partido Popular, pero nuestro enemigo es Podemos” y otras expresiones irreproducibles contra sus compañeras. ¡Así se construye la izquierda y se prepara la alternativa al PP! Que avise a García- Page, de Castilla –La Mancha, a Lamban de Aragón, a Armengol de Baleares, a la alcaldesa de Córdoba, al de Sevilla…que han alcanzado las poltronas con su ayuda y su voto. Tanto farisaísmo y falso doble discurso no se tiene en pie.
Llama la atención la tozudez del PP nacional. Rajoy, Cospedal y Maillo lo han defendido hasta el final y han tenido que ser los jueces los que han tenido que poner al filo del precipicio al dimitido. La opinión pública ha oído las cintas grabadas con autorización judicial, y ya tenía el veredicto tomado: debía irse. También las subidas de tono de Heredia, que va por el mismo camino. n
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