Ahora la mayoría de los medios que suelen apoyar al Partido Popular se lamentan de la derrota dulce de Errejón en la asamblea de Vistalegre. Continúan por la misma luctuosa senda, acompañando en su velatorio y duelo, al hasta ahora número dos de Podemos, que sabía perfectamente lo que hacía al presentar su alternativa y contra quién se enfrentaba, porque ha sido su conmilitón y amigo durante años, desde el arranque de ese proyecto político exitoso, querido y temido a partes iguales, hasta el próximo sábado, en que se delimitará el reparto concreto del poder en Podemos. De alter ego a contrincante y, en el futuro, veremos.
Los analistas políticos han hecho sus predicciones de cara al porvenir casi por unanimidad. La línea de Pablo Iglesias a partir de ahora, dejando a un lado y muy controlados a los errejonistas, –dicen- va a conllevar un giro radical al que se ha unido el propio PSOE de la gestora –el miembro de la gestora Mario Jiménez lo llamó “pablismo–leninismo” y de “la Puerta del Sol a Marinaleda” -. Son las primeras losas quebradizas de una imposible unión de las izquierdas en las actuales circunstancias y con los actuales protagonistas. La pretensión, no muy oculta, es orillar más a la izquierda a Podemos para encontrar más pradera socialista donde pastar. Lo abstracto geométrico se impone sobre lo concreto de las personas. Los abusos de los que tienen y las carencias de los que no tienen deben esperar mejor ocasión.
La lucha por los espacios también se verbalizó por Cospedal claramente en la finalización del Congreso del Partido Popular, lo que ha puesto en alerta a Ciudadanos. El PP no termina de asumir la cuña –ahora liberal en exclusiva- que ha surgido entre sus votantes y el PSOE que representa Ciudadanos. También le interesa escoger como adversario a Podemos y así se referencia más cómodamente ante sus seguidores, sin molestar a los socialistas, a los que quiere obedientes, por los apoyos que precisa.
La política es más sutil. No es cuestión de geometría sino de políticas y de actitudes, de ofertas y de comportamientos consecuentes en la sociedad escéptica de la hora presente. El juego está abierto pero no se cerrará hasta que no concluya el congreso de los socialistas. Entonces el juego a cuatro del tablero español estará completo.
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