El despacho oval de la Casa Blanca lo ocupa Donald Trump. La mayoría del mundo lo ve como una desgracia. También la mayoría de los norteamericanos, pero su sistema electoral lo hizo legítimo heredero de Washington, Adams, Jefferson, Madison, Lincoln y Roosevelt. En abril, su país llevará 228 años –desde 1789- de presidencias democráticas ininterrumpidas pero comienza una situación muy distinta y distante de la trayectoria estadounidense tal como la hemos conocido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La interferencia de Rusia en las elecciones norteamericanas y la nueva relación de Trump con el enemigo desde la Guerra Fría cambian el mapa estratégico del mundo.
A esto se une el inexplicable deseo por debilitar la Unión Europea haciendo alabanzas al Brexit e invitando a otros países a abandonarla. A la OTAN la ve obsoleta. EE.UU. se niega a ser el “pagano” de la Alianza, con una desconfianza total hacia las organizaciones internacionales que le pueden atar las manos. Una política negacionista del cambio climático, aislacionista, populista, proteccionista, casi caudillista y contra los compromisos financieros ante instituciones que considera un estorbo. La política de contrapesos, tradicional en USA, se va a resentir con un presidente imprevisible. El otro polo de confrontación mundial va a ser el corte con la globalización, donde el grito de “América para los americanos” cambia por “America primero”. China se convierte en abanderada del comercio mundial abierto y Trump quiere acabar con todos los acuerdos de apertura comercial. La tensión irá in crescendo y China ya ha advertido a Trump de una posible “confrontación devastadora”.
Muro con Méjico y cerrazón hacia el mundo. El peor muro es el de su pensamiento retrógrado, como se vio en su discurso vulgar, con un gobierno más conservador que él mismo. Obama se va con una aprobación insólita no sólo en USA sino en cualquier país – más del 60% - y con 20 puntos por encima del recién llegado Trump, que va a ser siempre un presidente polémico, como demostraron los congresistas que no asistieron a su toma de posesión y las múltiples manifestaciones multitudinarias –de mujeres especialmente- en su contra a las que Trump ha respondido con un “¿Porqué no votan estas personas?”. Él no sería Presidente. “Dios bendiga America” –dijo- pero que también nos proteja a los demás.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es