Vaya lío ha formado la nueva ministra de Sanidad! La ha liado y le cuesta trabajo desliarlo. Ha tocado un tema sensible como la subida en el copago de los medicamentos a los jubilados que ganan más de 18.000 euros anuales y no deja de mosquear también a los que ganan menos…por si acaso. "No alarmemos a los pensionistas –dice la ministra- y por eso quiero tranquilizarles". Pero ha de quedar claro que la única que ha realizado todos los esfuerzos por crear la alarma ha sido la bisoña ministra.
Los responsables políticos deben anunciar medidas adoptadas o que se van a tomar dentro de sus competencias gubernamentales, pero no provocar sobresaltos sin sentido, sobre todo cuando no se tiene la capacidad para sacar adelante las medidas que se anuncian. Primero se comunicó en una emisora que se subía el comentado copago. Después se manifiesta en Twitter en sentido contrario: “No es cierto que se vaya a subir el copago farmacéutico a los pensionistas con ingresos de más de 18.000€”. Finalmente Dolors Montserrat dijo en televisión una frase que emula a los hermanos Marx: “Hay que realizar un informe que aún no está hecho. Cuando esté el estudio hablaremos con el resto de fuerzas políticas y tomaremos una decisión. Pero deberá ser una cuestión consensuada". Por ahí tenía que haber empezado.
La verdad es que se centran siempre en rascar el depauperado bolsillo del pequeño comerciante, del autónomo que no tiene paro ni descanso, del trabajador precario, del quien tiene nómina controlada -con pesos y medidas exactas- y nos enteramos de que el rescate de las tan estupendamente administradas cajas de ahorro ha costado al contribuyente, según el Tribunal de Cuentas, la exorbitante cifra de 60.718 millones de euros. En las antiguas pesetas la cifra nubla la visión porque supera los 10 billones, que dan para un montón astronómico de pastillas, jeringuillas y tiritas. La ministra hurgando la calderilla en los bolsillos de los pensionistas que acaban de ver subir sus pensiones unos rácanos euros para tener para el rescate de las autopistas aznarianas que rodean Madrid –a razón de 50 euros por cada español- para que no las coja nadie, o los millones para compensar el fallido proyecto Castor, de almacén de gas, frente a las costas de Tarragona…
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