En román paladino

Una ayuda inesperada

No es un caso exactamente igual a lo que sucede en España con Cataluña, pero ayuda a la estabilidad española.

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No todos los días se tiene una ayuda inesperada. No es para tirar cohetes pero tampoco es baladí. El Tribunal Constitucional  de Alemania ha denegado el derecho a la autodeterminación de uno de sus Estados federados, Baviera, ante la demanda de un partido minoritario  bávaro que se lo había demandado. No es un  caso exactamente  igual a lo que sucede en España  con Cataluña, pero  ayuda a la estabilidad española.

La prensa alemana también ha jugado con la broma de echar de la Bundesliga al Bayern de Munich en caso de secesión. La Constitución alemana –llamada Ley Fundamental- se hizo por un consejo redactor en una Alemania dividida y ocupada militarmente por las potencias triunfadoras de la Segunda Guerra Mundial –EE.UU., Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética- aunque sólo participaron en su ratificación los parlamentos dependientes de las potencias occidentales. Los otros –de la Alemania oriental-   entraron en la órbita soviética, alejada de cualquier proceso democrático hasta 1990.  El texto no tiene dudas: “Los alemanes,… han consumado, en libre autodeterminación, la unidad y la libertad de Alemania. La presente Ley Fundamental rige, pues, para todo el pueblo alemán… Contra cualquiera que intente eliminar este orden todos los alemanes tienen el derecho de resistencia cuando no fuere posible otro recurso”. La Constitución española no contiene un artículo tan terminante.

En Cataluña las cosas están cambiando, aunque muy despacio. Los partidarios de un referéndum –y ésa es la gran diferencia- siguen siendo una gran mayoría del 76%,  pero el 59% lo quieren  pactado con el gobierno central y no unilateral y hay empate técnico en el 42% sobre la independencia. El resto no se define pero La Vanguardia señala que supone una caída de 6 puntos del sí a la independencia  y un aumento de 6,6 puntos del no a la separación desde junio. A esta situación ha contribuido  el empacho de una campaña eterna que no lleva –al menos de momento- a ningún sitio y a la política más sensata de Soraya Sáenz de Santamaría que ha llegado a reconocer el error del PP en su recurso contra el Estatut. La postura del PNV y del lehendakari Urkullu ha sido más templada al reconocer que una independencia absoluta en estos tiempos es una quimera. El que lo dude que se entere de que los fondos extranjeros son propietarios de casi la mitad del IBEX-35.  

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