En román paladino

El balcón de Génova

Felipe González prosigue con sus “consejos vendo, que para mí no tengo”

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai

Ese balcón ha vivido de todo. Los protagonistas han ido cambiando. De los que se han asomado a recibir los vítores algunos están encausados, otros defenestrados y sólo siguen dos: Arenas y Rajoy. Dos personajes incombustibles  que no se sienten afectados por la asunción de responsabilidades, por las derrotas electorales, por los casos de corrupción que les han rozado ni tangencialmente ni directamente o por los nombramientos realizados por ellos y de los que ya no recuerdan nada. Son esos ignotos “esa persona de la que usted me habla”, o “ese señor al que usted hace referencia”. Muertos vivientes, muertos encarcelados, compañeros de gabinete desconocidos totalmente, camaradas de comité ejecutivo innombrables, borrados de la memoria, compañeros del alma que nunca existieron.

El último oráculo dicho desde el balcón fue: “Este es el discurso más difícil de mi vida, y algunos he dado”. Fue Mariano Rajoy que lo está encomendando todo a lo que haga el Partido Socialista. Tiene ayudas. La más notable es la de Felipe González, que en el golpe de Estado de Tejero siguió votando NO a Leopoldo Calvo-Sotelo en la investidura fallida por los tiros de los guardias civiles al techo del Congreso y  con el Gobierno y el Parlamento en pleno presos. Y continuó votando NO en la sesión reanudada varios días después. La situación de emergencia no es ni siquiera comparable y el voto negativo no se puso en duda. O sea, “consejos vendo, que para mí no tengo”.

El balcón de Génova se recicla. Ya el antiguo pacto entre Ciudadanos y el PSOE para poner en marcha un gobierno de centro-izquierda y centro-derecha por vez primera no es ahora, como dijeron  en tono despreciativo, los portavoces del Partido Popular “el pacto de los Toros de Guisando” sino algo a copiar, a imitar y a proponer como una gran solución. El cinismo de pasar del “decepcionante acuerdo que borra todo lo realizado la legislatura popular y que va haca la socialdemocracia con la que no nos identificamos” a ofrecerlo como marco de acuerdo a Ciudadanos y al PSOE.

La vergüenza es ajena, no se atisba que pueda ser nunca vergüenza propia. Lo mismo que la exigencia a que Pedro Sanchez se presentara de inmediato a la investidura a no considerar el mandato del Rey como imperativo.para Rajoy. ¿Lo estamos viviendo?

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN