Es una vieja constante en muchas elecciones fiarse más del comprobado malo conocido que del presunto bueno por conocer. Es un conciso resumen de las elecciones celebradas este domingo. La acumulación de casos de corrupción o la incapacidad de generar la más mínima ilusión en un proyecto político se ha visto claramente compensada por el temor a la inseguridad y a la aventura, máxime en un momento –en los tres últimos días de campaña- en que se ha comprobado en el Reino Unido (hasta ahora) de la Gran Bretaña lo que significaba un salto al vacío. El Brexit ha sido un buen bálsamo para la recta final de la campaña para el Partido Popular y también para el PSOE.
No ha sido sólo el Brexit. Naturalmente ha influido en la decisión de los votantes la inicial recuperación económica, que no social, y la estabilidad de un partido unido, aunque condenado, sobre la feroz lucha en el seno de la izquierda entre PSOE y Podemos Unidos. La campaña mediática y política que ha ayudado hasta la extenuación, desde el surgimiento de Podemos, a esa fuerza se ha visto reflejada en las casas de encuestas, medios de comunicación y las televisiones afines que han apostado por el adelantamiento del Unidos Podemos contra el PSOE hasta el aburrimiento. No se ha producido.
El fracaso no ha sido de Unidos Podemos –aparte de creerse las encuestas a pié juntillas- ha sido de los medios y las televisiones –con el apoyo y el contento del PP, como lo publicitaba en España y fuera de España Rajoy- que se han quedado con su objetivo cubierto a medias. Han dividido a la izquierda por bastante tiempo –ése es su logro- pero no el famoso “sorpasso”, al menos en esta ocasión. El futuro no está escrito.
Rajoy esta tarde se va a fumar un puro en la Moncloa viendo el partido España-Italia mientras reflexiona sobre su verdadera suerte: los nuevos partidos –Podemos y Ciudadanos- se vetan entre ellos y la izquierda se ha distanciado del poder que lo tuvo al alcance de la mano tras las elecciones de diciembre. La supuesta mano tendida de Podemos ahora no vale para nada. Rajoy será presidente pero no se sabe cómo conseguirá los votos en el Congreso.
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