En román paladino

El 19 de julio

La capacidad de postureo es inagotable en la nueva política

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Habrá pasado casi un mes desde que se celebraron las elecciones del 26 de junio. Las nuevas Cortes no se reunirán hasta el martes 19 de julio a las 10 de la mañana.  Es una barbaridad el tiempo que se toman las instituciones en España para conformarse y organizarse. Del gobierno ni se sabe porque puede darse la circunstancia de que ni se constituya, como ha sido el caso de esta legislatura. ¡Qué distinto de lo que sucede en el Reino Unido en que vemos al nuevo Primer Ministro y Primer Lord del Tesoro entrando en el número 10 de Downing Street a la mañana siguiente de las elecciones!

Las puertas principales del Congreso de los Diputados no se abrieron tras estas elecciones para la ceremonia solemne de la apertura de la legislatura, a la que acude el Rey para declararla inaugurada y dar el discurso de la Corona, de acuerdo con el gobierno.  Nos quedamos sin ver el show que alguno de los nuevos grupos tenía preeparado para tener más foco y más foto que el propio Rey. Ha sido la norma durante los cuatro meses que ha durado la presente e infausta “legislatura corta”.  Eso nos hemos perdido,  porque la capacidad de postureo es inagotable en la nueva política. Para otros grupos la presencia del ciudadano Felipe de Borbón, por parte de padre, y Grecia, por parte de madre, seguramente exigiría ponerse como camiseta la bandera de la Segunda República, que no la de la Primera República, que tuvo la misma que la monarquía anterior y posterior.

Hoy  afortunadamente sólo se convocan nuevas elecciones,  por el Rey y el presidente del Congreso, por primera vez en nuestra historia reciente. Lo normal era que las convocara el presidente del gobierno  saliente pero no lo puede hacer porque ya viene de estar en funciones. Habrá que consolarse. Ha habido en nuestra  historia  peores 4 de mayo. El 4 de mayo de 1814 –hace 202 años- Fernando VII promulgó un decreto por el  que    declaraba nula y sin efecto toda la obra de las Cortes de Cádiz dejando a  “aquella Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno”. Así que algo hemos avanzado. Hubo tiempos peores.   

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