En román paladino

Comida y techo

En Cádiz ha surgido una polémica porque el alcalde ha llevado con gran despliegue mediático a unas personas necesitadas a los palcos municipales del Gran Teatro Falla. A nadie le parece mal pero plantear estos asuntos con tintes de caridad teatral al estilo de “Siente un pobre en su palco” es repug

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai

Techo y comida es el título de la película –rodada en Jerez de la Frontera- que le ha dado a la jienense de Linares, Natalia de Molina, el Goya a la mejor actriz. Techo y comida –alimentación para ella y su hijo y estar a las puertas del desahucio-  son las necesidades básicas -y el argumento de la película- y las que todo ser humano debe tener cubiertas. Ni que decir tiene que  en la Andalucía que nosotros vivimos, con los niveles tan bajos de cobertura del desempleo al casi un millón de parados,  el techo y la comida garantizados les cuesta Dios y ayuda  a centenares de miles de personas.
En situaciones como la presente volver a las escenas que escribió Azcona y llevó a la pantalla Berlanga en Plácido resultan más que chocantes. Son un agravio. La campaña franquista de “Siente un pobre en la mesa” era la descarga de la conciencia de los que regentaban y se beneficiaban de un Estado benefactor y caritativo frente al Estado social y democrático que reconoce derecho a prestaciones. Lo escribió muy bien Eduardo Galeano: “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”. Por eso extraña que se pretenda que sea innovar nada bueno las comidas caritativas en la navidad en los salones del ayuntamiento de Madrid promovidas  por una alcaldesa de izquierdas. Si extendemos esa práctica estamos a las puertas de olvidar a los ciudadanos con derecho y sustituirlos por menesterosos con caridades.
En Cádiz ha surgido una polémica porque el alcalde ha llevado con gran despliegue mediático a unas  personas necesitadas a los palcos municipales del Gran Teatro Falla durante el concurso de carnaval. La polémica se extendió desde el pleno del consistorio a la calle. A nadie le parece mal pero plantear estos asuntos con tintes de caridad teatral al estilo de “Siente un pobre en su palco” es repugnante y hacer fotografiar a los beneficiados va contra la dignidad de las personas. 
La actriz Natalia de Molina, protagonista de la tragedia jerezana,  ha continuado en Twitter lo que no pudo decir en la gala de los Goya: “No me dejaron acabar y decir lo que quería decir, así que lo grito por aquí: ¡TECHO, COMIDA Y DIGNIDAD PARA TODOS!”. 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN