En román paladino

Barones, Profetas y Kant

Los barones socialistas ¡que antigualla de denominación!

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Propuesta: Rivera e Iglesias, hagan el favor de leer a Kant”.  Una librería madrileña, La Central, en la zona de Callao, puso este llamativo anuncio sobre cuatro libros del filósofo de la Ilustración, Kant,  que luego se difundió –como sucede siempre- por las  redes sociales con soporte en Internet. Merece comentarse porque es una invitación a la lectura de libros de filosofía, cada vez más maltratada en los planes de estudio y últimamente en la ley que parece condenada a morir –LOMCE- que  le acaba de asestar otra lanzada.
¿Por qué esa llamada de atención a Rivera e Iglesias? Había tenido lugar en plena campaña electoral un debate en la Universidad Carlos III, de Leganés, y cuando un alumno les preguntó por el susodicho filósofo  -popularizado más tarde por el símil  obamista “Yes we Kant”-  el  dirigente de Ciudadanos dijo que era un gran jurista pero no había leído nada de él  y el líder de Podemos le dio al alumno un título equivocado. En fin que los líderes emergentes están como el  resto de los ciudadanos, en la inopia.
Un filósofo tan grande tiene para todos y en  Kant hay también un pasaje adecuado para los barones socialistas ¡que antigualla de denominación! en relación al incomprensible  desgaste a  que están sometiendo a su propio partido. En sus disquisiciones sobre si el género humano está en continuo progreso es atinente recomendarles lo que sigue:
“A los profetas judíos les resultaba muy fácil predecir el carácter inminente, no sólo de la decadencia, sino de la plena desintegración de su Estado, ya que eran ellos mismos los causantes de tal destino,…Nuestros políticos hacen exactamente lo mismo en su esfera de influencia,  siendo igualmente afortunados en sus presagios”.  La explicación kantiana es nítida: “Muy sencillo cuando es el propio adivino quien causa y prepara los acontecimientos que presagia”.
La autoridad de Kant me ahorra comentarios. Era un gran hombre que simpatizaba con las revoluciones  norteamericana y francesa y a sus coetáneos  les gritó una exclamación que derrocha rabiosa actualidad “¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! he aquí el lema de la Ilustración” Autonomía personal  frente a las baronías.    

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