En román paladino

Parlamento en guerra

La oposición quiere gastar, el gobierno se tienta los bolsillos y bajar los impuestos significa menos ingresos. La perfecta cuadratura del círculo

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Las noticias de guerra que llegan del frente parlamentario todavía no hablan de muertos y heridos, pero con empeño y dedicación todo se puede conseguir. Es cuestión de trasladar a la opinión pública lo que se quiere. Por una parte hay unos tics en el gobierno de la cámara de mandar el mensaje de “Aquí mando yo” y por parte de la oposición de dejar claro -desde que concluyó el recuento de las elecciones-  de que Andalucía es ingobernable, el parlamento un lío, la presidenta una dictadora y los que colaboren con la gobernabilidad unos vendidos. Parece literatura fácil pero el panorama que se deriva de los continuos rifirrafes indica que el desencuentro va para largo y que falta la mínima empatía entre los contendientes hasta el punto de que   la oposición se ha ausentado del pleno y  palabras  tan redondas como cortijos,  lacayos y salidas del armario han traspasado los cielos limpios de Sevilla.
La oposición tiene todo el derecho a presentar las proposiciones de leyes que estime oportunas y la mesa debe  tramitarlas según el reglamento. El letrado del parlamento  se ha quejado de la tardanza en tomar las decisiones. Al final es el pleno  –con créditos o sin créditos, con aumento de gasto o con disminución de ingresos- el que tendrá que manifestarse y eso es lo que se ha tratado de alargar  “sine die” el presidente- ¡Que lejos los tiempos en que Peces-Barba no votaba en la presidencia del Congreso!- por la sencilla razón de que el gobierno no tiene asegurada la mayoría y no quiere compromisos que desbaraten el presupuesto en vigor o  condicione los venideros.  La oposición quiere gastar, el gobierno se tienta los bolsillos y bajar los impuestos significa menos ingresos. La perfecta cuadratura del círculo.
En cualquier parlamento de los países de honda tradición democrática   la admisibilidad de toda proposición  de ley, o incluso enmienda,  que suponga aumento de gasto o disminución de ingresos  tiene trabas porque los gobiernos tienen la obligación de la estabilidad presupuestaria. Un ejemplo, en Francia está fijado en la  Constitución. Articulo 40: “No serán admisibles las proposiciones y enmiendas formuladas por los miembros del Parlamento cuando su aprobación tuviera como consecuencia una disminución de los ingresos públicos o bien la creación o aumento de un gasto público”. Los duros a cuatro pesetas desgraciadamente no existen en ningún sitio.  

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