En román paladino

No son días de votar

Cenas de Navidad, lotería y candidaturas, mazapanes y mítines, alfajores y papeletas, …todo mezclado

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Ya fue una mala decisión de José Luis Rodríguez Zapatero convocar elecciones democráticas hace 4 años el 20 de noviembre, fecha coincidente con la que dejó oficialmente este mundo el Jefe del Estado que se autonombró  y que se hizo llamar Generalísimo que es -en el  lenguaje juvenil de hoy- como si se dijera Megageneral y más todavía. “Razones de todo linaje señalan la alta conveniencia de concentrar en un solo poder –escribió-  todos aquellos que han de conducir a la victoria final, y al establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la nación”. Y se nombró.
Rajoy –mutatis mutandis- con la fecha de las próximas elecciones ha hecho  lo mismo. Que no se moleste nadie porque no hay país democrático en el mundo occidental y civilizado que hubiera aguantado esta “trágala”. Es como si el absolutista (por su actual mayoría absoluta)   Rajoy  le estuviera devolviendo a los liberales y socialistas el reproche cantado del siglo XIX: “Por los serviles no hubiera Unión,  ni si pudieran Constitución, Trágala, trágala”. 
Constituye el último aprovechamiento partidista de las instituciones y del ordenamiento jurídico que otorga al presidente del gobierno, en exclusiva, la prerrogativa de la convocatoria electoral. Cenas de Navidad, lotería y candidaturas,  mazapanes y mítines,  alfajores y papeletas, puente de la Constitución y la Inmaculada, debate televisivo entre líderes…todo  mezclado en una insultante pretensión de que las calles iluminadas  y los exornos navideños tapen la campaña.  Elecciones y turrón.
Que vuelva a su casa por Navidad. Que vuelva a Génova, centro de tantos manejos, y que la presidencia del gobierno de España la ocupe alguien que tenga el juego limpio como norma. Las razones increíbles fueron dadas en  un plató televisivo y no el parlamento.  "La razón es que si fueran el 13 de diciembre –dijo Rajoy-  tendríamos que constituir el Parlamento prácticamente en plenas Navidades. Así hay un poco más de margen; hay hasta el 14 de enero. Por tanto, podemos aprobar los presupuestos, hacer las elecciones y luego tener un margen para, después de las fiestas, constituir el Parlamento". Así en lugar de fastidiar a 350 diputados y 250 senadores fastidio a todos los españoles y especialmente a todos los funcionarios que tienen que estar al frente del dispositivo electoral. Un disparate.   

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