No hay periódico, radio o tertulia televisiva que se precie que no hable del nuevo curso político. No hay que ser un genio para ser consciente de que es un periodo decisivo, que va a marcar varios años - quizá décadas- de la vida de España por el cambio que se avecina en el sistema de partidos, por el agotamiento de las fórmulas tradicionales y, sobre todo, por la necesidad imperiosa de regenerar la vida pública española.
El curso va a ser de un solo cuatrimestre. Corto. Muy corto. Ni un semestre, ni el tradicional en los grados iniciales de la enseñanza de nueve meses. Cuatro meses que marcarán la vida ciudadana española y andaluza. Las opciones por las que han votado los españoles desde 1982 hasta ahora se presentan a la reválida . El PSOE viene de antes. El partido más antiguo de la política española, fundado en 1879, hace 136 años, también compitió con la Unión de Centro Democrático -UCD- en el periodo de la transición entre 1977 y 1982, cuando los antecedentes del PP -Alianza Popular- se oponían al estado de las autonomías y no podía ser alternativa de gobierno por la vinculación al franquismo de la mayor parte de sus dirigentes.
Cataluña será el primer round. El último asalto será el 13 de diciembre porque del hombre que hace gala desentido común no cabe esperar que convoque unas elecciones el 20 de diciembre con la lotería en puertas y el turrón, los alfajores y polvorones atragantados. Ya Zapatero tuvo la fatal ocurrencia de convocar un 20 de noviembre -aniversario de la muerte del dictador autoproclamado Jefe del Estado o a ver quien le decía que no- y cuatro años más tarde su partido tiene que intentar ganar olvidando una parte de su última política.
Rajoy en su Galicia natal convocó a las meigas con lo que va a ser el eje de su campaña: Ojo que el otro partido que puede ganar las elecciones va a pactar con Podemos. Por eso se entiende poco que el primer mensaje del líder de Podemos, tras las vacaciones, haya sido afirmar que el PSOE va a pactar con el PP. En realidad tiene miedo de que empiece a funcionar el voto eficaz para sacar a Rajoy del poder. Voto útil se llamaba eso. Ciudadanos duda e IU implora la alianza con Podemos. Los partidos saben que en el último trecho de la campaña unos cientos de miles de indecisos decidirán quién gobierna en España.
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