Entregar una cabeza a modo de desagravio por los pecados cometidos o como recompensa por un baile voluptuoso. Eso ha significado la dimisión ritual del ministro griego de Finanzas Varoufakis. El altar restaurado de la patria, con honor y dignidad , que ha significado la victoria en el referéndum de Tsipras, el primer ministro griego, ha exigido el sacrificio litúrgico del ministro altanero y con enorme personalidad y atractivo para que los todavía socios europeos contengan la ira por su propia torpeza al plantear una guerra de uno -Grecia- contra 18 -Eurogrupo-. Una lucha desigual hace que la opinión pública se compadezca de David frente a Goliat y eso ha sucedido en esta confrontación también.
El contador se ha puesto a cero porque la propuesta europea se retiró una vez que el primer ministro griego se levantó y , sin avisar a nadie, convocó un referéndum para ganarlo y para aplacar las tensiones internas en la coalición Syriza, que lo apoya. Su triunfo ha sido total en el interior y la pregunta que todo el mundo se hace es: ¿los restantes partidos europeos y los demás países de Europa no tienen otra solución que agacharse ante el ejercicio democrático del pueblo griego? Los asuntos internacionales son mucho más complejos. La división entre buenos y malos es simplista y maniquea, lo que es lo mismo que decir que engañosa. Las disputas han sido por la quita de la deuda, la edad de jubilación, el IVA en el turismo, o los gastos de defensa...pero se ha presentado en Grecia como un “diktat” , como una humillación de la troika - ahora llamada “las instituciones” para no asustar a los griegos.
Pasar de la imposición al diálogo no va ser cuestión de dos días porque los ánimos están alterados. El acuerdo va tardar con seguridad porque, además, varios parlamentos nacionales deben ratificar los acuerdos, cuando se logren, si se alcanzan. Desgraciadamente el parlamento español no está entre ellos. También ha dimitido Samaras, el líder del partido conservador con el que Rajoy hizo campaña. Ahora Rajoy dice que lo registren. Que con él no va la cosa. El referéndum era preguntar a la gente si quería más sacrificios y menos dinero o ya veremos qué pasa. Los griegos han optado por a ver qué pasa. Le Pen está contenta, Iglesias también. Rajoy y Merkel disgustados. Sanchez y Hollande buscan un camino intermedio. La alfombra roja tardará en ponerse.
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