En román paladino

Shock

El mismo shock lo tiene el socialismo cuando ha conocido los durísimos términos en que se ha expresado el magistrado del tribunal supremo que ha instruido la parte de los aforados del caso de los ERE

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Es el estado en el que –por mucho que se pudiera esperar o temer- ha entrado la sociedad europea con los acontecimientos que han llevado a Grecia a un corralito. Le han puesto el candado a un dinero que no es suyo. Esto es, el dinero que ha ido depositando usted con mucho esfuerzo –o ninguno, según los casos-   se queda en el  banco y su propietario no puede disponer de lo que es suyo, salvo a cuentagotas. El shock es aún mayor para la castigada sociedad griega, que es la que está sufriendo su mala contabilidad, el sometimiento a la austeridad a machamartillo, la falacia continuada de sus gobiernos, que no le dijeron nunca la verdad, y muchas cosas más que ahora paga el euro, la moneda que nació sin  el soporte político  necesario para afrontar situaciones como la presente.

El mismo shock lo tiene el socialismo cuando ha conocido los durísimos términos en que se ha expresado el magistrado del tribunal supremo que ha instruido la parte de los aforados del caso de los EREs. En esta causa se temía, pero no se esperaba, una resolución de esa naturaleza. La imputación de un delito de prevaricación administrativa a los máximos mandatarios de la junta andaluza durante tantos años deja traumatizado el corazón del socialismo, especialmente el andaluz. El caso tiene recorrido y se verá en qué  queda la imposible ilegalidad – no inconstitucionalidad- de una norma parlamentaria de donde parte el conjunto del modus operandi que se critica, aunque sea evidente que los  vericuetos de la norma en cuestión ha propiciado irregularidades sin cuento.

Que una organización terrorista en nombre de un Dios, llamado siempre grande y misericordioso,  y que sus pretendidos servidores satánicos y desalmados –por seguir por el sendero de nomenclatura religiosa- tenga la capacidad de cometer atentados salvajes en tres continentes el mismo día la convierten en una amenaza real, no inventada, a toda nuestra civilización, la civilización de la tolerancia, allá donde se encuentre. Tercer y más grave shock.  

El retroceso que todo terrorismo significa aquí tiene la especial cualidad de que esgrime el arma de ser global. Su enemigo es el mundo completo de los infieles o malos creyentes - musulmanes o no- y su crueldad inhumana  y su odio a la cultura no tiene parangón.
¡Que difícil responder hoy a la cuestión que planteaba Kant sobre si  el género humano se halla en continuo  progreso hacia lo mejor! n

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