En román paladino

Ya es historia

Muchas cosas son ya historia. Entre ellas no está la crisis. Al menos, sus consecuencias

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Muchas cosas son ya historia. Entre ellas no está la crisis. Al menos, sus consecuencias. Cuando la línea programática de todo el próximo año de Mariano Rajoy y  del Partido Popular es que la crisis es cosa del pasado y que la primavera para los españoles ya ha llegado  a El Corte Inglés y a la vida de los ciudadanos de este país no dejo de pensar en que la realidad supera siempre a la ficción. O no vivimos en el mismo país o yo no  voy a los bares que va Rajoy, donde le cuentan milongas.  Creo que es lo segundo. El PP necesita que todos nos convenzamos de que la situación ha cambiado  y que los parados ya son también historia. Vivimos  quizás en un país de esquizofrenia. Desde luego de cafeterías diferentes.

Todos los datos –y es un agobio repetirlos- indican que los ricos son cada vez  más ricos y que los pobres son más pobres. Los datos pueden ser engañosos, manipulados  o presentados de forma torticera.  Pero hay algo más grave que no está en las estadísticas sino en los desgarros de cada uno.  Todas nuestras experiencias diarias nos dicen que los salarios han bajado y que los gastos han subido. ¿Quién lo puede negar? Mariano.  La percepción de que la fortaleza de la clase media española ha bajado ostensiblemente es de Perogrullo. ¿Quién lo puede negar? Mariano. La pobreza infantil ha subido, batiendo récords históricos; el desmantelamiento industrial hace que no se recuperen los puestos de trabajo; los jóvenes, en un porcentaje altísimo,  han perdido la esperanza de una colocación digna de ese nombre y los así sucesivamente podrían cubrir el resto de la `página…

Esta Navidad no es la de la recuperación. Es la de la conciencia de un tiempo que se fue. La anterior prosperidad –ahora sabemos que ficticia- y las ganas de embarcarse en proyectos, de gastar, de divertirse, de comprar y vender, de saber que la marea siempre subía al final, de que la esperanza de pan,  casa y trabajo era segura ha dejado paso a la incertidumbre como forma de estar en la vida.  

Nos abronca Rajoy a todos por hacer el discurso que  he hecho. Derrotismo le llaman. Estar equivocado significaría que no es verdad que la mitad de los trabajadores españoles viva  con menos de 1000 euros y  que la tercera parte gane la friolera de 654 euros. ¿Feliz Navidad?  No sé cómo. Lo que más deseo es equivocarme.

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