Andalucía sin barreras

En cuanto a la eliminación de las barreras arquitectónicas que faciliten el acceso de los discapacitados a las vías y edificios públicos, es ésta una cuestión que se debe solucionar ya de manera definitiva

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Aunque se dan pasos para la erradicación definitiva del mismo, el problema que presentan hoy los discapacitados, tanto físicos como psíquicos, creo que merece muchísima más atención por parte de la misma Administración y también por parte de quienes conformamos el resto de la colectividad. La existencia del discapacitado, su presencia cotidiana, no debería ser ignorada por nadie, y entre todos deberíamos colaborar y aunar esfuerzos para conseguir que la persona disminuida física o psíquicamente pueda llegar a insertarse en la sociedad con la dignidad que le corresponde y ocupando el puesto de trabajo que sea más adecuado a sus propias aptitudes.
   La integración socio-laboral plena del discapacitado sigue constituyendo, hoy por hoy, una necesidad insoslayable. Es por ello, que se impone la lucha contra esos sistemas y estructuras enquistadas que arrojan a la marginación a los sectores más débiles; en una palabra, a aquellas personas con discapacidad e indefensas para poder hacer valer sus justos derechos. Que una vez recuperadas y rehabilitadas, dentro de la medida de lo posible, estas personas aquejadas de algún tipo de discapacidad pueden contribuir muy mucho al auge y el progreso de nuestro país, con sus iniciativas, conocimientos y concurso personal. La que en su día se denominó “Ley de la compensación” sí que es verdad que se da en toda persona discapacitada.
   En cuanto a la eliminación de las barreras arquitectónicas que faciliten el acceso de los discapacitados a las vías y edificios públicos, es ésta una cuestión que se debe solucionar ya de manera definitiva. Y son los organismos oficiales y estamentos sociales los que deben remediarla, cada uno en la proporción que les corresponda. Que ya es hora de que el tan cacareado espíritu de solidaridad se extienda hacia estas personas que cuentan con innumerables impedimentos para poder realizar una vida medianamente normal. Es necesario suprimir los insalvables obstáculos que presentan muchas construcciones, calles, paseos, parques y jardines; siendo todo ello un freno para el desarrollo de las actividades motrices del discapacitado. Conviene señalar, que Huelva siempre ha figurado entre las últimas capitales de provincia andaluzas que en menor medida han cumplido con el decreto establecido sobre accesibilidad,  eliminación de barreras arquitectónicas, urbanísticas y en el transporte.
   A mí no me importa insistir una y otra vez en difundir el gran problema que tienen los discapacitados, porque creo que nunca será tiempo perdido. Al contrario, hay que recordar a los demás los inconvenientes que les afectan, para tratar de lograr su dignificación personal ofreciéndoles una situación segura a la que puedan acceder mediante sus propias posibilidades. En este sentido, es fundamental que nuestra comunidad preste una mayor atención a las personas afectadas de discapacidad ya que su integración socio-laboral no será posible sin la ayuda y colaboración de la misma. Pienso como el que fuera Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, cuando declaraba: “Como ciudadano considero lamentable que todavía no hayamos conseguido una Andalucía sin barreras”.

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