El futuro es ya y El Puerto debe aclararse y definir cuál va a ser su rol en las venideras fechas para afrontarlo con plenitud y aprovechar sus movimientos. Proyectos que deben hallar un cauce para que la ciudad encuentre los elementos perfectos para beneficiarse.
En la realidad actual se hace complejo ser positivo por cómo se gestionan ciertos temas de menor calado y por cómo se llevan a su realización, con más torpeza que diligencia. Que el calendario este año solape prácticamente una fiesta tras otra, ha sido el argumento utilizado para ver las limitaciones organizativas de una concejalía, la de Fiestas, que vuelve a colocarse en el disparadero por la inoperancia y por falta de resolución de un tema como la Semana Santa que, a diferencia de otras fiestas, ya tiene las fechas marcadas en el calendario. Fiestas suma ya tres concejales en esta legislatura.
La ciudad, en una oportunidad de vender su imagen y sus bondades, no puede ni debe tomarse a broma -ni mucho menos- la Semana Santa, ni verla como un asunto de menor importancia por lo que aporta y por lo que exporta para visitantes satisfechos.
El Puerto tiene asuntos más importantes, sin lugar a dudas, pero también es preocupante comprobar cómo, en el día a día, ni la previsible Semana Mayor sirve para ocultar las incapacidades y el desbordamiento actual.
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