Su adiós dejó huérfano a los que conocieron sus inquietudes humanas y musicales, ante un joven que encontró en la batería el arte hecho rebeldía. Las baquetas dejaron de sonar y hallaron la sinrazón, el silencio y lo más descorazonador para su familia y amigos, la falta de noticias ante un adiós demasiado prematuro y oscuro.
Ayer jueves se cumplió dos años de la desaparición de Fernando Cañas García, cuando su cuerpo apareció sin vida en el río Guadalete.
Una muerte que dos años después sigue sin explicarse y sin encontrar los motivos fehacientes que sirvan para cerrar un caso que continúa abierto sin explicaciones razonables de todo lo sucedido.
Dos años que han dado para que las investigaciones policiales, que aún siguen abiertas, no hayan descubierto ni esclarecido los motivos ni las razones reales de su muerte, cuestión que necesita para poder concretar las causas y explicar su muerte.
El músico dejó una huella imborrable que a día de hoy continúa inmortal con su recuerdo de los que lo conocieron en su exitosa trayectoria musical, así como su grandeza vital y humana.
Respuestas que deben llegar de una vez por todas, por su memoria y por los que lo añoran y necesitan cerrar tal dolorosas heridas.
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