Quizá como efecto de la crisis y la pobreza y al igual que sucede con el hurto alimenticio, repunta el robo de gasolina en las motocicletas de la ciudad, como ya ocurriera en otras épocas de crisis.
A pesar de que el botín es escaso y que rara vez rebasa el combustible distraído una cuantía superior a los 10 euros, hay un boom de este hecho que no llega a delito y se queda con la consideración, por la cuantía, de falta.
El modus operandi es de lo más sencillo, pues basta con tener nociones básicas de mecánica y acceder al tubo o latiguillo de gasolina que va del depósito al carburador, soltarlo de su fijación y apuntar el chorro de gasolina hacia un recipiente que el caco ha de llevar consigo. Un minuto, dos a lo sumo, y ya está consumado el daño. La sorpresa se la lleva el dueño de la motocicleta o ciclomotor a la hora de moverse, pues la moto efectivamente arranca y comienza a rodar, pero una vez que se termina el carburante que contiene el carburador, la moto se apaga y para.
Varios talleres mecánicos de motos de Cádiz consultados por este medio coinciden en el repunte de este hecho. "Antes veíamos esto de vez en cuando, ahora lo vemos más de una vez a la semana", señalan desde la firma Iván y Selu. "Lo malo no es que suelten el latiguillo, es que luego no pueda adaptarse bien y haya que cambiar el grifo, y eso ya cuesta dinero a sumar al valor de la gasolina que te hayan robado", remacha.
Miguel G., gasolinero de dilatada experiencia detalla que el robo de pequeñas cantidades de gasolina está a la orden del día, "hay mucha gente a la que le han robado gasolina y que vienen con su moto a echar una pequeña cantidad de carburante para comprobar que no hay nada dañado, tras eso, terminan de llenar el depósito o echan un poco más. Distinto es lo que también va creciendo y que está relacionado con el aumento de robos de gasolina, y es que cada vez se ve a más conductores de motos que acuden a la gasolinera a repostar un solo euro de carburante, es decir, que han juntado un euro para poder echarle algo al depósito, y eso da una idea de lo mala que está la cosa".
Por otro lado, fuentes policiales consultadas por este medio señalan que a pesar de que tienen constancia del incremento del hurto de gasolina, "son pocos los dueños de motos los que denuncian, a menos que los daños en el vehículo sean exagerados".
Hurtos y robos
Pese a que la inmensa mayoría de estos golpes son hurtos, los hay en que la calificación penal pasa a ser de robo, aunque por la cuantía siempre será falta que no delito.
Si hubo fuerza en las cosas, es decir, que la cerradura ha sido forzada o el tapón resultó roto, esto es robo. Si solamente se soltó truculentamente el macarrón del depósito con intención de vaciarlo, eso es hurto.
En cualquier caso, estos hechos, por la escasa cuantía del botín, dan cuenta de la penosa situación que atraviesa el que lo lleva a cabo.
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