Punto y final. El Recreativo Portuense dará este domingo su carpetazo particular a la competición liguera con el enfrentamiento ante el Federico Mayo en La Juventud. Los portuenses, séptimo y a nueve del tercero que da acceso al play off de ascenso, se despiden de la temporada.
Con el objetivo señalado de cara a ascender de categoría, la irregularidad ha marcado un papel agridulce en el sprint final. Con la cabeza ya puesta semanas atrás en otras cuestiones, las intenciones de subir a la Andaluza encontraron las dificultades nada más comenzar con el cierre del José del Cuvillo, la marcha de jugadores, posteriormente, y la inestabilidad institucional que no benefició a dar la tranquilidad necesaria a un vestuario con más sombras que luces.
Daños colaterales de una herencia tan pesada como constante, recordando insistentemente y de forma categórica que el pasado siempre vuelve. Demasiado ruido externo que terminó por influir y determinar la marcha de un equipo, que en condiciones normales, hubiese acabado mucho más arriba de lo que va a acabar.
Ni el cambio de inquilino encontró la respuesta esperada a una dinámica que no halló el positivismo. El choque ante el Federico Mayo -ya descendido desde hace varias semanas- tiene tientes de despedida y de romper de una forma u otra con lo establecido.
De nueva época, de nueva era y de nuevas miras. Conscientes de que el futuro pasa por ser autosuficiente, por tener unas instalaciones propias y de asentar un proyecto hasta ahora anclado con demasiadas fisuras y dudas.
Éstas deben empezar a quedar resueltas en breve. Tal y como publicábamos en pasadas ediciones (13 de marzo y 16 de abril), la intención del club es contar con unas instalaciones propias, bien de cara a afrontar las venideras temporadas de forma puntual o bien definitiva. Todo pudiera depender, en buena medida, del enclave eligido definitivo. A día de hoy son dos lo que se barajan en la actualidad.
Todo dependerá –se está a la espera de cerrarlos definitivamente- de encontrar unos terrenos que se adecuen y que éstos se adapten por entero a las exigencias y necesidades de la entidad. Si bien la cercanía con la población y las buenas conexiones para una mejor acogida de los jóvenes deportivas, sigue siendo el principal valor de cara a plasmar el proyecto.
El club entiende que sin unas instalaciones propias que absorba la infraestructura y relance el proyecto canterano, sin todo ello resultaría inviable a todas luces. Es por tanto que desde la entidad se afane en contar con éstas de cara a la venidera temporada.
El tiempo y las ideas meridianas juegan a su favor. Los contactos mantenidos a nivel municipal y la buena predisposición de encontrar una solución ante el ofrecimiento del Recre al Consistorio, hacen prever que el anuncio oficial debe ser cuestión de tiempo. Poco tiempo.
Con varios meses aún por delante y con la tranquilidad –este verano sí- de planificar y de plantear el ejercicio, el Recreativo Portuense no solo da por cerrado su participación liguera, sino que de una forma u otra da por concluido un ciclo tormentoso y bajo lupa.
Una etapa que pone punto y aparte a un pasado, en la intención de ser protagonista de un futuro y de al menos en su intención, poderlo escribir sin dictados paralelos.
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