España

La capilla ardiente de Suárez queda abierta al público

Desde la madrugada, una veintena de personas guardaban cola en la carrera de San Jerónimo, aunque a lo largo de la mañana se han ido agolpando centenares de ciudadanos en una cola que rodea ya todo el edificio de la Cámara Baja

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Un primer grupo de ciudadanos que esperaban para dar su último adiós al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez ha accedido ya al Palacio del Congreso de los Diputados para poder rendir homenaje al fallecido en la capilla ardiente que ha abierto sus puertas al público al mediodía.

Desde la madrugada, una veintena de personas guardaban cola en la carrera de San Jerónimo, aunque a lo largo de la mañana se han ido agolpando centenares de ciudadanos en una cola que rodea ya todo el edificio de la Cámara Baja.

Algunos ciudadanos se santiguan al pasar ante el féretro y otros lanzan besos con las manos al féretro de Suárez, mientras la familia del fallecido permanece sentada ante el ataúd del expresidente, que está rodeado por militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil.

En el Salón de Pasos Perdidos, donde permanece instalada la capilla ardiente, se han ido colocando también las coronas de flores que han enviado numerosas instituciones del Estado, como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), empresas y clubes de fútbol como el Real Madrid.

Entre las primeras personas que han podido visitar la capilla ardiente se ha visto a un grupo de religiosas con hábito y varias mujeres que al pasar ante el féretro han desplegado una bandera del CDS, el partido que fundó Suárez tras salir del Gobierno.

Algunas visitantes no han podido contener las lágrimas durante su paso ante el féretro.

Asimismo, en el Salón de Pasos Perdidos se encuentran representantes de las Mesas del Congreso y del Senado, que permanecen acompañando a los hijos, nietos y hermanos de Adolfo Suárez, que también reciben la visita de amigos y personalidades que se acercan a darles el pésame.

Entre ellos se ha visto, por ejemplo, al torero Juan Padilla o al exfiscal Ignacio Gordillo.

El féretro, flanqueado por soldados, tiene a sus pies dos almohadones con el Toisón de Oro, que el Rey concedió a Suárez, y el Collar de la Orden de Carlos III, otorgado hoy por el Gobierno y que constituye la condecoración civil de más relevancia y antigüedad en España después del Toisón.

Varios de los ciudadanos que han acudido a la Cámara Baja han explicado a Efe cómo su intención hoy es agradecer a Suárez "lo que ha hecho" y mostrarle después de muerto "el reconocimiento que no tuvo en vida".

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