El pobrecito hablador

Manual para españolazos

Porque ni por asomo es lo mismo un no-nato, que tiene todos los derechos, que un niño, un adolescente, un adulto, una embarazada, que se los tienen que currar

Publicado: 21/06/2018 ·
17:59
· Actualizado: 21/06/2018 · 18:01
  • Las personas del Aquarius. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Estas letras van dirigidas a ti, que no te conformas con haber nacido entre el cabo de Gata y el de Finisterre, y quieres dejar al Cid Campeador a la altura de Pocoyo con mallas.

Debes tener clara que la diferencia estriba en las letras. No es lo mismo rescatar a un barco cargado de aspirantes a terroristas y agujereadores del presupuesto patrio, que hacerlo a un banco con sesenta mil millones de euros. Que tú hay meses que no lo ganas, pero que si hace falta alojas a un banquero en tu casa.

Eres de esas personas para las que es muy importante el número. Porque ni por asomo es lo mismo un no-nato, que tiene todos los derechos habidos y por haber, que un niño, un adolescente, un adulto, una embarazada, que se los tienen que currar. Por no hablar de la cuna; no haces ascos a tener mantenida a una familia que te cuesta al año ocho millones de euros, pero mucho cuidado con darles de comer a esa panda de desharrapados que vienen a quitarlos el trabajo, la sanidad y el oxígeno.

Tú eres de los que insulta, grita y berrea, tu escuela es la de “Muerte a la inteligencia”, y tu héroe es Álvaro Ojeda. Razonar está sobrevalorado, y te mantienes en tu postura contra viento y marea, y si hay que descalificar se descalifica. Si hay que inventarse noticias, injuriar o levantar falsos rumores se hace. Lo que haga falta por defenderte de separatistas rompepatrias, de politiquillos de rastas y coletas, de cualquiera que no opine como tú.

Tienes que defender las leyes y la Constitución siempre que estén de tu parte, y si no, hay que cambiarlas hasta que no haya manera de que vuelvan a ponerse en tu contra. Porque no puede ser que esas leyes que tanto amas vengan ahora a quitar a los tuyos de sus sillones. Que una cosa es la legalidad y otra tocar a los míos.

Si cumples todos estos puntos, puedes estar tranquilo. Formas parte de la reserva espiritual de Occidente, de los que no ven un golpe de Estado sino la consecuencia de la barbarie roja, de los de bandera en el balcón, de los que gritan gol con toda su alma y no les importa que el pie pertenezca un inmigrante brasileño pero pitas a un catalán.

 

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