El pobrecito hablador

Censura

Y qué decir del PSOE, de cualquiera de ellos. Por mucho que les duela, ellos y sólo ellos son los responsables

Vuelvan a abrocharse los cinturones, después de aflojárselos tras tanta reforma laboral, porque vienen curvas. Se aproximan tiempos de bravuconadas, ladridos y desprecios.
Se les ha ocurrido a las huestes moradas la audaz idea de salirse del carril del mamporrerismo servil al poder en el que nos encontramos en la vigente legislatura, para preparar una moción de censura al Gobierno. Y, como era de esperar, se ha montado el mismo revuelo que al volcar un volquete de Gremlins en una piscina, un burbujeo de reacciones rabiosas y despreciativas, a la altura de la catadura intelectual de aquellos que nos gobiernan.

¿Y por qué?, me pregunto inocentemente. Porque motivos los hay, y sobrados. Los últimos escándalos, las dimisiones y las escuchas que podrían involucrar a jueces y fiscales son motivos más que suficiente para sonrojar a cualquiera que tuviera vergüenza, tan escasa en el hemiciclo como los aparcamientos en mi calle.

El partido del gobierno, en su afán de permanecer en el poder a cualquier precio, desprecia cualquier movimiento que venga de parte de Podemos, y responde con una autoridad moral de la que carece desde hace tiempo. Se anuncian comisiones de investigación que servirán para lo mismo que las anteriores, para nada, y sus portacoces aullan sobre charlotadas, en lugar de decidirse a limpiar a fondo esas cuatro manchitas mal contadas que lo ensucian.

Y qué decir del PSOE, de cualquiera de ellos. Por mucho que les duela, ellos y sólo ellos son los responsables de que tengamos en el gobierno a un partido rodeado de casos aislados, con implicados repartidos por casi todos los territorios del Estado. Y ahora han de dar la cara ante su militancia, dando unas buenas y convincentes razones de por qué sus acomodados dedos pulsan los botones que seguirán manteniendo las cosas en su estado actual, mientras con la otra mano se tapan las narices. Con Ciudadanos me pasa lo mismo que con los ataúdes: prefiero no entrar.

Así que ya están avisados; volveremos a ver a Venezuela en telediarios y portadas, facturas de corta y pega rodando por las tertulias, políticos bien trajeados haciéndose cruces, socialistas adoptando la postura del egipcio, poniéndose de canto. Mientras tanto, sigamos tragando basura, que al parecer aún nos caben unos cuantos cubos más.

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