No cabe la menor duda de que el problema de Cataluña esta dejando de lado muchos asuntos de importancia que vienen surgiendo en nuestra piel de toro. Tal vez aparte del paro, posiblemente el más relevante y que trae a muchos españoles de cabeza es el de las pensiones. De vuelta con las pensiones, que se hallan en el ojo del huracán. Primero entró a la palestra Fátima Báñez, sin descubrir nada nuevo con soluciones que no se traga nadie, y se despide con un Viva a la Virgen del Rocío. Poco a poco nos sueltan “retazos”, para tenernos al “corriente”, sujetos, y acrecentar el miedo. Luego fue -visto y oído por la tele- el presidente, que nos “deleita” con más de lo mismo, que tampoco se creen ni aquellos pensionistas que reciben gratificadores emolumentos.
Nos pretenden llevar al redil a los futuros pensionistas y a los pensionistas actuales para que nos hagamos un plan de futuro con las pensiones privadas, cuyos ingresos nos serían devueltos en el plazo de diez años. Y es que ante este despropósito uno se pregunta, ¿qué trabajador que cuenta con contratos de horas y contratos basuras en la actualidad se va a hacer un plan de pensiones? ¿Quién les va a pagar las facturas de la luz, el agua, las hipotecas, los impuestos. etc.? ¿Y qué me dicen ustedes de esta solución buscada para los pensionistas? ¿Qué pensionista que cobra seiscientos euros puede pagar un plan de pensiones privada? ¿O que pensionista después de su justa jubilación puede ahorrar trabajando en tiempos parciales para que las prestaciones conseguidas en estos trabajos se añadan a su jubilación para poder cobrar una pensión medio digna? Pero, si no hay trabajo para las nuevas generaciones, ¿cómo puñetas va a verlo para la vejez? Y jubilados con enfermedades crónicas o incurables, que pueden tener los días contados, ¿cómo van a trabajar?
Que se sepa que las pensiones públicas son intocables aquí y en Babilonia, y en cuanto a nuestro país, las pensiones públicas se contemplan en el artículo cincuenta de nuestra Constitución Española. Artículo incuestionablemente de Ley. Es indudable que soluciones las hay desde todos los frentes generativos para tales menesteres, habidos y por haber, y a eso vamos. De un lado está el capítulo de impuestos, donde el desequilibrio de la balanza es enorme, cae en picado, no tiene parangón. Por otra parte el suprimir aquellos otros ángulos pasivos de la sociedad, empresarios jubilados que siguen al frente de sus negocios, las puertas giratorias, el cúmulo de corruptos que aún colea y continúa sin solucionarse y no sé cuantos agravios más que llevan a los desgobiernos por intereses o intercambios comerciales mutuos, cuyos flecos sueltos o platos rotos siempre tienen que pagarlos los mismos, el pobre, enfermo, el débil y desahuciado, el pueblo llano en definitiva.
En indudable que los pilares de la economía española se tambalean como los de todo Occidente, la economía está rota y entra en ese capítulo peligroso de jugar con fuego. De más están los estudios de prestigiosos economistas, y meto a todo político en el saco, sea del color que sea, si la equidad y las nobles voluntades no se desprenden de la máscara que se sostiene con la mentira, complicada está la cosa.
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